Laura Vélez y Enrique Andrade mantienen la esencia clásica y sensual al bailar kizomba. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO Locación: Tropical Dance
Pasos lentos y románticos en diferentes direcciones, mirada profunda sobre los ojos del otro y respeto por el cuerpo en movimiento son las principales características de la kizomba, un baile angoleño que nació a fines de los 70.
Los balanceos de cadera sensuales y sinuosos no pueden faltar en este baile, cuando el hombre funciona como “el marco de la mujer”, es decir, quien la guía, hace que se luzca y resalte su figura.
Para bailar kizomba se suelen utilizar entre cuatro y cinco movimientos. Sin embargo, con el paso del tiempo, este ritmo ha evolucionado, fusionándose con la elegancia del tango, la cadencia de la bachata, el merengue africano y diferentes ritmos urbanos, según afirma el director de Tropical Dance, Enrique Andrade.
Señala que la conexión y energía que debe existir entre la pareja de bailarines, quienes en la mayoría de la coreografía mantienen su torso unido, es clave. Lo define con las palabras confianza y respeto y dice que no hay que confundir sensualidad con sexualidad.
Sea cual fuere la fusión que se utilice, y manteniendo la kizomba como ritmo base, el baile se lo debe hacer en tres tiempos. En estos se pueden añadir pasos rápidos o uno lento.
El abrazo hermético que se maneja al bailar es una forma de conectarse y mostrar la esencia del ritmo, ya que el cuerpo libera feromonas que facilitan los movimientos.
Laura Vélez y Enrique Andrade mantienen la esencia clásica y sensual al bailar kizomba. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO Locación: Tropical Dance
Hay que tener en cuenta las pautas para no perder la esencia de la kizomba. No se debe marcar ni exagerar los movimientos de cadera ni de cabeza, se debe controlar el exceso de cargadas y evitar el cruce de pies, ya que esto puede romper con la armonía de los cuerpos en movimiento.
En cambio, en la mixtura de ritmos se maneja movimientos más fuertes, firmes y marcados, incluso se puede realizar piruetas, saltos y rebotes, manteniendo siempre el compás del baile a tres tiempos.
Para Andrade, tres meses es el tiempo que un principiante toma para desarrollar aptitudes físicas y motrices, adaptarse, empezar a aprender las técnicas, los tiempos y macar al compás de la kizomba.
Pero, sobre todo, en este período, el nuevo bailarín conocerá sus posibilidades de movimiento, adquirirá confianza, seguridad y generará un vínculo con su compañero.
En cuanto al vestuario, los hombres deben lucir un traje elegante pero cómodo a la vez, mientras que la mujer debe llevar pantalón licra o jean, blusa entallada al cuerpo y tacones, para resaltar su figura.
Así lo hace Laura Vélez, quien baila kizomba desde hace cinco años. Según su experiencia, comenta que este ritmo es un intercambio de energías entre bailarines.
Esta expresión de alegría de la cultura afro se introduce cada vez más en competencias, donde tanto bailarines como jurados prefieren mantenerla en su forma clásica y bailar al ritmo de conocidos ‘kizomberos’ como Axel Tony, Mika Mendes, Calema, Daniel Santacruz, Nelson Freitas, C4 Pedro, entre otros.