Johann Vera, artista guayaquileño de 24 años y radicado en Miami desde el 2014, cobró notoriedad en el ‘reality’ estadounidense ‘La Banda’. Ganó el certamen internacional de Viña del Mar 2020 con Perdón, balada inspirada en las protestas sociales que vivió Ecuador en octubre del 2019, como las que se mantienen en Chile. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Johann Vera obtuvo la segunda Gaviota de Plata para el Ecuador en la competencia internacional del Festival de la Canción de Viña del Mar (Valparaíso, Chile), tras la de Mirella Cesa en el 2018. El cantante guayaquileño habló con EL COMERCIO sobre el significado de su canción Perdón y sobre cómo casi termina su carrera.
¿Qué representa esta gaviota para su carrera?
Me permite llegar a personas nuevas. Como artista independiente llevo haciendo esto tres años y medio y no es fácil encontrar una ventana como esta, que los medios me hayan abrazado así no pasaba hace dos semanas. La gente no tenía mucha confianza; creo que es algo que tenemos que de verdad cambiar. Cuando salió el anuncio de que Johann era el representante de Ecuador en Viña, la gente ya empezaba con el “¡Ay!, ya perdimos”, en vez de mandar esa buena energía.
¿Hay un sentimiento de derrota antes de empezar en la industria?
Tenemos tan baja autoestima respecto de nuestros artistas; tendría que ser lo opuesto. Y eso es lo que lucho tanto por cambiar. No hay disquera, ni gran equipo. Yo fui a Valparaíso con mi mamá, al festival más grande de la región, donde ves a todos con equipos de 10 a 15 personas, vestuarista, maquillista, todo. Entonces depende en gran medida de las ganas, de empujar y aprovechar oportunidades. Pero uno tiene que iniciar ese empujón.
Nadie lo hace por ti…
Fingir hasta lograrlo. Uno pasa por problemas y afecciones de salud, pero en el momento del escenario o de hablar con los medios, uno es invencible, es la celebridad y la estrella, y todo lo que quieras.
¿Hay un gran sacrificio detrás de esta Gaviota?
Pasé un año sin poder sacar música porque no tenía el dinero; me habían estafado, me robaron miles de dólares, y en esta industria no puedes mostrar eso… Pero tienes que seguir, vine a Guayaquil con mi primo, le dije grábame este video (Ahogando, 2019). Dirigimos nosotros, corriendo por la ciudad buscando vestidos, modelos, diciéndoles no les puedo pagar. Buscando la manera de sacar esto adelante.
¿El premio toma, en ese contexto, otra dimensión?
Es muy emocionante para mí obviamente, tan joven, no he sacado aún un álbum y estar en este tipo de escenario. Y sobre todo ir a Chile con la canción, con Perdón. Creo que de verdad eso fue lo más emocionante: llegar a un país resentido, que está pasando por un momento difícil, llegarles con una canción como de paz, porque la canción está hecha para tocar el corazón, el alma de la gente.
¿El mensaje era un tanto problemático para Chile en este momento?
Sí, era llevar un mensaje de reconciliación a un pueblo que está resentido. Vivimos las manifestaciones y el estallido social y te das cuenta que la gente ha pasado por tanto, que siente que en la violencia está la solución. Pelean, destruyeron el hotel en el que estábamos, apedrearon carros y artistas, pero siento que hay que dar la vuelta y, como la misma canción dice, pasar la página y tratar de avanzar, porque creo que todos quieren bienestar.
Pero usted se puso musicalmente del lado de los manifestantes…
Al final es cuestión de humanidad. Me uno al pueblo chileno, veía de verdad mucha desigualdad y creo que es algo que sufre toda Latinoamérica. Y Perdón habla de todo lo que esta pasando en Latinoamérica. Admiro y me parece de valientes, como hasta hoy, después de meses, que los jóvenes siguen peleando y luchando por un mejor futuro.
¿Y esa simpatía le trajo también problemas?
Me metí en problemas con la producción por taparme el ojo, por rayar la chaqueta con palabras como ‘justicia’. El ojo se ha convertido en un símbolo de las manifestaciones, me dijeron “por favor, no más”. Y en la última presentación igual me cubrí el ojo porque era una oportunidad para poder mostrar tu arte y quién eres, creo que no se podía desperdiciar.
¿El tema se puede asimilar desde diversos lugares?
Está bien exigir justicia y pelear por ella, pero sin violencia; creo que ese era el mensaje. La canción tampoco es solo política, habla de perdonarse a uno mismo, de perdonar por amor a la pareja, a las amistades o a la familia. Tal vez la escuchen, piensen en alguien de su familia y digan: “llevo años con esta mala energía y rencor dentro y ¿de verdad es necesario, es saludable?”’.