El pan integral, el chocolate con al menos 60% de cacao, la avena, los caldos, los frutos secos, el yogurt griego y las infusiones ayudan a elevar la temperatura de cuerpo. Foto: EL COMERCIO
¿Por qué las bajas temperaturas incitan a comer más? La respuesta es simple: de manera automática, el cuerpo pide elevar su temperatura con el consumo de productos fuertes, calóricos y calientes, proceso denominado termogénesis.
El invierno incide en el comportamiento de las hormonas que afectan al apetito. Estas envían mensajes al cerebro sobre el consumo de alimentos, muchas veces innecesarios y de manera desmedida.
Esto se podría contrarrestar manteniendo cuerpo y mente ocupados, sin embargo, la presencia de lluvias, neblina y frío hace que queramos permanecer dentro de casa.
En caso de no poder controlar la ansiedad de comer, la asesora de nutrición Sara Rivera recomienda, como primer punto, realizar una lista con alimentos que reemplacen a aquellos que solo aportan dulce y carbohidratos. Estos son los preferidos en el frío.
El pan es el favorito, o por lo menos uno de ellos. Este producto es reemplazable con pan integral, pan pita e incluso con tortillas de trigo, que otorgan la misma sensación de llenura. Estos elementos no “hacen engordar”, según Rivera.
Dice, además, que lo saludable también puede ser rico. Para ello sugiere combinar estos panes con una mermelada hecha en casa a la que no se le añada azúcar refinada, sino canela en polvo o simplemente el mismo dulce de la fruta.
El segundo producto favorito para adquirir calorías es el chocolate. Se recomienda no consumir sucedáneos, que solo contienen grasa y azúcar, sino productos que su composición no sea menor a un 60% de cacao.
A estos, además de comerlos solos, se los puede incorporar en leche descremada para crear bebidas calientes. En este grupo ingresan las infusiones de canela, té verde o negro y chai, con especias y hierbas aromáticas.
El caldo de pollo, yogur griego, fruto secos, granola, avena son otras opciones ideales para el almuerzo.
Para las personas que no se conforman con bocaditos pequeños y comen en grandes cantidades, Rivera recomienda fraccionar las porciones, es decir, hacerlas más pequeñas y comerlas en lapsos de entre tres y cuatro horas.