Las computadoras portátiles y de escritorio son desarmadas, dependiendo de su estado, para crear unas nuevas que son donadas a escuelas y a familias. Foto. Archivo / El Comercio
Las computadoras y tabletas que ya no se utilizan en los hogares pueden tener una segunda vida. Estos aparatos tecnológicos se han convertido en herramientas indispensables para la educación de los niños durante esta emergencia. Por eso, distintas iniciativas en Quito recolectan estos materiales, los arreglan y los entregan a escuelas o familias.
‘Tu compu vieja es el futuro’ es una de las campañas que busca contribuir con el cuidado del ambiente y la educación de las personas mediante el reciclaje de computadoras y tabletas. Ximena Cabezas, presidenta de la fundación Redigeo, explica que este tipo de residuos eléctricos y electrónicos generalmente termina en la basura cuando se piensa que ya cumplieron su vida útil, lo que genera una gran contaminación al planeta.
Para evitar que estos sean desechados, la fundación Redigeo empezó a recolectar computadoras usadas. Algunas son requeridas solo por sus piezas, mientras que otras están listas para su uso después de un mantenimiento.
La semana pasada se entregaron 15 computadoras en un colegio de Quito. Las tabletas fueron donadas a una fundación que apoya a menores con discapacidad. Cabezas explica que después de la entrega, se mantiene un monitoreo para evitar que los equipos sean utilizados con otro propósito.
Actualmente, Redigeo está buscando el apoyo de la empresa privada para agrandar el proyecto. Las personas que estén interesadas en donar pueden visitar las redes sociales de la fundación y coordinar la entrega por ese medio.
Pamela Gonzaga y su esposo Gabriel Cáceres emprendieron la campaña ‘Una compu para estudiar’ que fomenta la donación de estas herramientas. Además de computadoras, reciben discos duros, memorias RAM, audífonos, cámaras web y micrófonos. La idea es reunir los implementos para las clases virtuales.
Gonzaga cuenta que, al ver que algunos de los compañeros de sus hijos no podían conectarse a la Internet, empezaron a buscar las formas de ayudar. Publicaron la idea en Facebook, la difundieron entre sus vecinos y rápidamente empezaron a tener respuestas. Cáceres utiliza sus conocimientos en electrónica para armar computadoras de escritorio e instalar el sistema operativo.
El único requisito es que las máquinas no sean tan antiguas, máximo del año
2010, para que puedan ser compatibles con los programas. Las computadoras recolectadas ya fueron entregadas en el colegio de sus hijos y ahora buscan donarlas a otras personas que lo necesiten.
Pacari lidera otra de las iniciativas. Santiago Peralta, fundador de esta empresa, explica que estas serán entregadas a las familias de los agricultores con los que trabajan, para que sus hijos puedan seguir asistiendo al colegio de manera virtual. Estas donaciones se reciben en la Casa de Experiencias Pacari, en La Floresta.