Ocho millones de toneladas de plástico llegan cada año al océano. Foto: cortesía Juan Pablo Muñoz Pérez.
Una bolsa plástica desechada en Guayaquil puede terminar en el estómago de una tortuga en Galápagos. Esta basura ha logrado movilizarse, sobre todo, desde Ecuador continental y Perú hacia las zonas más aisladas del archipiélago. Hasta el momento, se conoce que animales de 30 especies han ingerido o se han enredado con este material en las islas.
El caso de una tortuga encontrada sin vida en la zona del cerro Tijeretas es uno de los ejemplos. Esta fue trasladada por un pescador hasta el laboratorio del Galápagos Science Center. Al abrir su cuerpo, los investigadores encontraron unas fundas y cuerdas plásticas en su interior.
En algunas ocasiones, estas bolsas logran pasar por el tracto digestivo de las tortugas y son expulsadas de su organismo, sin causarles daños. El plástico en sus heces es la única evidencia para los científicos de que este material estuvo en su interior. También se han captado imágenes de lobos marinos enredados en cuerdas o de aves que utilizan el material para hacer nidos.
Mediante el proyecto ‘Entendiendo los efectos de los desechos marinos en Galápagos’, que lleva a cabo el Galapagos Science Center y el Parque Nacional Galápagos, se ha registrado a estas 30 especies de fauna afectadas de diferentes formas por los plásticos en el archipiélago.
Juan Pablo Muñoz Pérez, docente e investigador de la Universidad San Francisco de Quito en Galápagos y miembro del Galapagos Science Center, dice que se desconoce el número de especímenes que han sufrido por este problema. Tampoco se ha comprobado que esté afectando a todos los individuos de la especie.
El investigador cuenta que el proyecto se inició en el 2014 al ver que la basura estaba llegando a islas alejadas, donde no se permite el ingreso de los visitantes. En ese momento, el trabajo surgió como una forma de pedir que se regulará el consumo de este material en el archipiélago.
La investigación actualmente se apoya en la ciencia ciudadana. La mayoría de los casos han sido reportados por pescadores, turistas o habitantes de las islas. Para esto, se creó un sitio web donde se puede llenar una encuesta y subir una foto o video del espécimen afectado. En la lista constan animales grandes, como las ballenas jorobadas, y pequeños, como el cangrejo ermitaño. También han tenido reportes de atunes que, al ser abiertos por los pescadores, tienen tapas o bolsas en sus estómagos.
Ahora, el objetivo es determinar cuáles son los posibles impactos de la contaminación en la salud de los animales. Otro de los enfoques del estudio es determinar el origen de los plásticos. Las observaciones de Muñoz Pérez y un estudio del oceanógrafo Erik van Sebille demuestran que también hay basura asiática, asociada a las flotas que están en los exteriores de la reserva marina.