La visita a este mercado imbabureño se promociona en guías de turismo en español, inglés, francés y alemán. Fotos: Álvaro Pineda/ para El Comercio
El estadounidense Mark Chazan capturaba con una cámara fotográfica imágenes en el nuevo Mercado de Animales, de Otavalo (Imbabura).
Con el dispositivo, equipado con un teleobjetivo, retrataba fascinado las reses, cerdos, corderos, gallinas y otros animales, que indígenas y mestizos comercian en esta feria sabatina. En compañía de su esposa y de sus dos hijos, el turista extranjero caminaba por los corrales de ganado mayor y menor, que lucieron activos el último fin de semana.
El flamante centro de comercio de ejemplares bovinos, porcinos y caprinos ocupa un área de cuatro hectáreas en la comuna Quichinche, de población mayoritariamente kichwa. El sitio funciona desde noviembre último.
Con la asistencia de un guía, que traduce de inglés al español, MarkChazan comenta que a diferencia de su país en donde resulta imposible encontrar mercados de animales vivos, el de Otavalo es una experiencia única.
Una vez por semana, la actividad congrega a unas 1 500 personas, entre productores, comerciantes y compradores.
En los últimos años, además, se ha transformado en un lugar de paso de turistas, principalmente foráneos.
Si bien la mayoría de viajeros arriban a Otavalo cautivados por la popular Plaza de Ponchos, algunos también aprovechan para visitar este recinto de venta de animales.
Es una opción diferente que se ofrece a los viajeros para conocer durante la mañana, explica Iván Felicita, guía nacional de turismo. Destaca que el actual sitio está en mejores condiciones que el anterior que operaba en un terreno, en el ingreso sur del cantón.
Se refiere a que el actual mercado cuenta con vías internas, sitios de estacionamiento, patio de comidas, puestos para venta de ropa, artesanías, baterías sanitarias y hasta un mirador. Posee una vista panorámica del ‘Valle del Amanecer’, como también conocen a esta urbe, y del volcán Imbabura.
El lugar es catalogado como uno de los atractivos por el municipio local. Por eso, también se promociona en las guías de turismo del cantón que son editadas en español, inglés, francés y alemán, indica Fernando Haro, técnico de turismo del Municipio.
Esta feria llama la atención por la forma de comerciar los animales entre los propietarios y compradores. Otra de las cosas que agrada a los turistas es saber que la comercialización de ganado es uno de los sustentos económicos para varias familias campesinas, comenta Patricio Valenzuela, de Green House Araque Inn.
Este emprendimiento familiar busca potenciar el turismo en la comuna de Araque. Pero como uno de los complementos ofrece la visita al mercado. Por eso, Valenzuela guió en el recorrido a Chuck Di Marzio y su esposa Tasha, que arribaron desde Estados Unidos.
En este centro conocieron historias como la de Luis Calapaqui, de la parroquia González Suárez. Este indígena kayambi, de 68 años, se dedica a la agricultura y a la ganadería. El campesino esperaba vender cinco vacas que había criado en su parcela.
Pero no solo hay animales. El desarrollo de este sitio promueve la venta de ropa, calzado, bisutería, entre otros artículos. Esa es otra de las particularidades de la feria, asegura Daniel de la Cruz, funcionario del Cabildo otavaleño.