Rosa Floreano está junto a su horno de leña, donde entran 12 bandejas de 24 panes. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
El trabajo de panadería unifica a las familias de Cadeate. El olor a pan se antepone a la salinidad del ambiente de esta comuna, ubicada en el kilómetro 56 de la ruta Spondylus, a 20 minutos de Montañita.
Damaso Reyes, presidente de la asociación de panaderos, cuenta que esta actividad se inició a finales del siglo XIX. Antes, la población se dedicaba al comercio de la paja toquilla, que se comercializaba principalmente en Manglaralto.
“Nos autodenominamos cholos, aunque no somos pescadores porque el mar es bravo en esta parte de la costa. La panadería nos sirve para mantener a nuestros hogares y unificarnos como comunidad”, dijo Reyes, recordando sus raíces.
Al momento hay 45 familias que se dedican a este oficio. Todas las panaderías se pintaron del mismo color en enero pasado, como primer paso para promocionar el nombre de la comuna como destino turístico gastronómico.
La combinación de colores crema y café diferencian a los locales del resto de casas y comercios de la localidad. Además, usan un logotipo con la frase ‘La Tierra del Pan’.
Según explicó Reyes, este ‘uniforme’ entre los locales forma parte de un proceso de difusión y masificación de su trabajo. Para ello recibieron la ayuda de empresas privadas.
La familia de Reyes se dedica a la panadería desde hace casi 50 años. Su padre, Humberto, tuvo 10 hijos y a cada uno de ellos les enseñó sus técnicas, lo que da un sentido de ancestralidad y tradición a su labor.
Una de las panaderías de esta familia es El Buen Pan, que es atendida por Danny Reyes y su madre Lucilda Suárez. Ellos trabajan desde las 06:00 hasta las 22:00 en el local y además hacen recorridos en San Pablo, Libertador Bolívar y demás poblaciones cercanas para ofrecer su producto.
La panadería Jackeline es una de las 11 que aún utiliza horno de barro para cocinar los panes. Esta pertenece a la familia Figueroa Floreano, donde siete de sus nueve integrantes atienden el negocio.
Doña Rosa Floreano, de 65 años, es la que se encarga de amasar y dar forma a los panes. Lo hace en una mesa de acero, que está junto al horno, que en noviembre cumplió 25 años como un activo familiar.
El próximo 25 de octubre se realizará la tercera edición de la Feria del Pan, en la que los panificadores realizan una exhibición de sus productos, previo al Día de Muertos.
Según Damaso Reyes, esta actividad sirve también para resaltar la identidad y sentido de pertenencia de la comuna. “Hacemos, además del pan tradicional, figuras que nos recuerdan a nuestros antepasados de la cultura Huancavilca y Valdivia”.