Una estrategia de salida por edad para Pichincha

Ciudadanos caminan por la calle Venezuela,Centro de Quito. El desconfinamiento debe ser ordenado. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Ciudadanos caminan por la calle Venezuela,Centro de Quito. El desconfinamiento debe ser ordenado. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Ciudadanos caminan por la calle Venezuela,Centro de Quito. El desconfinamiento debe ser ordenado. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

El 6 de mayo se cumplieron siete semanas de confinamiento generalizado para enfrentar el covid-19 en Ecuador.

La estrategia ha generado resultados disímiles; mientras en Guayas, Los Ríos y Santa Elena se produjo una evolución rápida, trágica y agresiva de la enfermedad, en el resto del país se logró “aplanar la curva” de contagios. La situación es tan distinta que exige medidas y estrategias para cada geografía. En esta propuesta, nos concentramos en el caso de ­Pichincha, con la mayor parte de su población en el Distrito Metropolitano de Quito.

Con la información diaria de fallecidos, publicada por el Registro Civil, observamos dos momentos en la evolución de la epidemia en Pichincha. Hasta fines de abril, la tendencia de fallecimientos lucía consistente con un crecimiento controlado de la epidemia con un apreciable distanciamiento so­cial. Pero desde los últimos días de abril se observa un incremento en el número de fallecimientos, que sugiere:

1. La población no puede seguir cumpliendo el confinamiento generalizado, lo cual refleja la alta informalidad, la ausencia de ahorros y la imposibilidad para un grupo importante de personas de sobrevivir sin salir a buscar alguna fuente de ingresos, en el contexto de una crisis que ha golpeado muy duramente a los ­recursos del Estado.

2. Esta salida desordenada de la población impide un confinamiento general que efectivamente se cumpla, lo que reduce fuertemente el distanciamiento social y acelera la evolución de la epidemia. Esta tendencia puede empeorar si seguimos con las reglas vigentes.

Hemos realizado proyecciones con un modelo epidemiológico estándar del tipo SEIR, que incorpora distancia social, similar al utilizado por Pennsylvania State University e Imperial College of London. Usando parámetros que caracterizan al virus a nivel internacional, así como datos diarios de decesos del Registro Civil (la medida más directamente observable), se pueden calibrar estos modelos a la situación de cada provincia del país.

Estos modelos permiten simular: el número creciente de contagios (que no se observa directamente, pues no se tienen los tests y la logística suficientes); evolución de los fallecidos (a comparar con los datos del Registro Civil); y la proporción de la población que ya ha tenido contacto con el virus en algún momento (a comparar con los resultados de tests rápidos de anticuerpos, cuando estén disponibles).

El gráfico 1 muestra la evolución proyectada de contagios. Como se puede ver, la situación actual de salida desordenada genera un pico de contagios diarios mayor y más cercanos que si se lograra mantener la distancia social consistente con el cumplimiento generalizado.

Para verificar cuál de las curvas se acerca más a la realidad de Pichincha, se puede comparar la proyección de fallecidos según esos modelos con los números diarios reportados por el Registro Civil, incorporando un estimado de registros tardíos comparados con las tendencias históricas para medir los fallecimientos “atípicos” que pueden ser asignados al covid-19.

Se observa en el gráfico 2 que desde fines de abril el escenario de desconfinamiento desordenado parece más cercano a la realidad. Una alternativa a este desconfinamiento desordenado sería una estrategia basada en la edad. La regularidad más importante que ha presentado el virus en todo el mundo es que afecta con mayor gravedad a las personas mayores. Los estudios internacionales muestran que la mortalidad para personas de 60 años en adelante es de 30 a 70 veces superior a la de personas de 20 a 40 años. Los datos ecuatorianos existentes indican que dos tercios de los fallecidos tienen más de 60 años. Como tenemos una población más joven que la de los países avanzados, es más fácil enfocarse en proteger a la población más vulnerable.

Así, nuestra propuesta, que tendría la gran ventaja de permitir retomar buena parte de las actividades económicas de inmediato y reducir los enormes costos que tiene la paralización en términos de quiebras, desempleo y reducción de la producción, plantea:

1. Permitir que las personas de 18 a 40 años -que representan la mitad de la población económicamente activa- salgan libremente a trabajar, observando naturalmente las medidas de cuidado bien establecidas: lavado de manos, uso de mascarillas, aforos reducidos, mantener y potenciar el teletrabajo, entre
otros. Al contrario, los mayores de 60 años permanecerían bajo restricción generalizada de movimiento y esfuerzos de control reforzados.

2. Implementar muestreo y confinamiento estricto y controlado de casos positivos, así como medidas para garantizar un funcionamiento adecuado del transporte público y observancia de protocolos sanitarios en empresas.
3. Tener especial cuidado en la protección de adultos mayores y personas con comorbilidad importante (diabetes, obesidad, etc.). Según la encuesta de empleo de diciembre del 2019, en el Distrito hay un 13% de hogares con al menos una persona mayor de 65 años conviviendo con personas menores. Para estos casos, medidas de distanciamiento interno y apoyo municipal para temas de protección serían muy importantes, así como asistencia particular para el 11% de hogares que tienen solo personas de la tercera edad.

El modelo epidemiológico utilizado permite simular esta alternativa, basándose en un distanciamiento social mínimo para las personas de 18 a 40 años y mayor para las de más de 40 años. Los resultados en el gráfico 3 sugieren que el ritmo de contagios sería bastante menor al observado con el desconfinamiento desordenado que ya estamos viviendo. Consecuentemente, la estrategia por edad salva vidas en comparación con la situación actualmente vigente.

Otros autores, como el prestigioso economista Daron Acemoglu, han simulado modelos similares con resultados del mismo tipo. Cabe anotar que los modelos siempre simplifican la realidad y tienen limitaciones, por lo que es importante disponer de resultados de las pruebas rápidas de anticuerpos para confirmar las proyecciones, y sus resultados no son predicciones exactas, sino herramientas tendenciales para comparar escenarios alternativos.

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