Edwin Cabascango llevó la danza moderna a Imbabura

En Antonio Ante, jóvenes del Laboratorio Experimental de Danza del Ministerio de Cultura conocieron sobre técnicas de danza y artes marciales.

En Antonio Ante, jóvenes del Laboratorio Experimental de Danza del Ministerio de Cultura conocieron sobre técnicas de danza y artes marciales.

En Antonio Ante, jóvenes del Laboratorio Experimental de Danza del Ministerio de Cultura conocieron sobre técnicas de danza y artes marciales. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO

Edwin Cabascango llegó de visita a su Imbabura natal para compartir los conocimientos de danza contemporánea que aprendió en la Academia Nacional de Artes de Oslo, en Noruega.

Desde que fue niño, cuando vivía en la comunidad de San Roque, en Antonio Ante, en donde cohabitan indígenas y mestizos, le apasionaba las expresiones corporales. Sin embargo, concretó su sueño cuando tenía 24 años, cuando incursionó en un taller de baile en Otavalo.

“Inicié tarde, pero dio resultado”. Así dice el maestro kichwa que ahora tiene 34 años. De contextura atlética y cabello largo, le gusta compartir las técnicas adquiridas. La última semana ofreció clases gratuitas a chicos kichwas del cantón Cotacachi y del Laboratorio Experimental de Danza Contemporánea del Ministerio de Cultura.

Aunque siempre resalta su procedencia indígena, se inclinó por la textura y movimiento moderno. Previamente, estudió danza jazz y realizó un posgrado en Pedagogía en danza contemporánea.

Cabascango cuenta que no tuvo apoyo. Es por eso, que en la ciudad Europea que lo acogió tuvo que alternar la formación académica con el trabajo como ayudante de un fabricante de casas de madera. El esfuerzo valió la pena. Hoy puede vivir del arte.

A Cotacachi fue a compartir los secretos del movimiento artístico del cuerpo con 15 jóvenes de varias parcialidades indígenas. Esta propuesta formativa fue una mezcla de movimientos de danza contemporánea y de artes marciales, con algo de improvisación. “Nos dio oportunidad de conocer nuevas técnicas, no de danza sino de reconocimiento de cada parte de nuestro cuerpo”, comenta Jesús Bonilla, artista kichwa.

Algo similar hizo con los chicos del Laboratorio Experimental de Danza Contemporánea del Centro Cultural Fábrica Imbabura, en Antonio Ante. Desde febrero pasado ahí se forman 15 jóvenes, explica Juan Carlos Chulde, del Ministerio de Cultura. Una de ellas Malena Correoso, de San Pablo de Lago, para quien que es bueno conocer nuevas técnicas. “La fusión de danza con artes marciales es novedosa. Da fuerza y concentración”.

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