El pescado se prepara al aire libre los manglares de San Lorenzo

En San Lorenzo, Lorena Reascos se dedica a salar el pescado que luego lo seca en su azotea. Foto: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO.

En San Lorenzo, Lorena Reascos se dedica a salar el pescado que luego lo seca en su azotea. Foto: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO.

En San Lorenzo, Lorena Reascos se dedica a salar el pescado que luego lo seca en su azotea. Foto: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO.

Los barrios que están frente a los manglares de San Lorenzo acogen a un alto porcentaje de población afro dedicada a la pesca artesanal y extracción de concha. La preparación de esa pesca para la venta se basa en conocimientos tradicionales.

En las azoteas de madera, las mujeres se dedican a acicalar pescados -de preferencia cotudo o bagre-, que luego son salados y secados por 10 días, previo a su comercialización.

Al caminar por esta zona se observa a varias mujeres en estas labores; todo el lugar huele a marisco.

Sobre las terrazas de madera también se cuentan las conchas extraídas de los alrededores y de las poblaciones como Tambillo, Santa Rosa o Pampanal de Bolívar.

Lorena Reascos es una de las mujeres dedicadas al comercio de pescado seco. Ella escala (corta) hasta cinco quintales diarios con la ayuda de su madre, de quien aprendió el oficio.

Los sanlorenceños además se dedican a la captura de peces utilizando anzuelo, redes modernas y el tradicional chinchorro, que permite una mayor captura de especies cuando el agua sube.

Fabiola Pérez, expresidenta de la Federación de Pescadores de San Lorenzo, cuenta que las mujeres preparan de esta manera el pescado en otras localidades cercanas.

Unas trabajan con pescado de escama (lisas, aguapura y jurel) o con pescado de baba (bagre, colorado, alguacil y cotudo), con los que obtienen mayores ganancias.

Los puertos de San Lorenzo y Eloy Alfaro registran una alta actividad pesquera.

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