Desde hace un par de semanas, los encargados de los entes sanitarios y policiales del continente africano están preocupados por una extraña combinación de sustancias que consumen a los jóvenes: el bombé.
Por lo que han reportado varios medios locales, la República Democrática del Congo, el quinto país del mundo con el PIB per cápita más bajo según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se ha perfilado como el país que concentra la mayoría de consumidores y traficantes de esa extraña ‘droga artesanal’.
Según pudo comprobar la revista alemán ‘Der Spiegel’ en un reportaje reciente, los efectos del bombé han llevado a que decenas de personas se adormezcan y desvanezcan en las calles.
Tan impactante son sus efectos que muchos ciudadanos los han llegado a catalogar como ‘zombies’
La situación preocupa tanto que, durante una reciente manifestación estudiantil exigiendo mejor garantías para los profesores, decenas de menores se unieron frente a algunos entes gubernamentales en Kinshasa, la capital del Congo, en un grito al unísono diciendo que si nos los dejaban estudiar “consumirían Bombé”.
¿De qué se trata esa extraña sustancia y qué están haciendo las autoridades?
Aparentemente, por lo que han constatado medios internacionales con cubrimientos en África, el bombé es producto de una tóxica mixtura que involucra medicamentos opioides, antibióticos y sustancias extraídas de los restos de viejos exostosde motos y carros.
Quienes se están dedicando a su producción pulverizan las pastillas y llegan a raspar las coberturas de los catalizadores de los motores.
Algunos inhalan el granulado y otros forman ‘cigarrillos’ para fumarlo. El precio de una dosis personal ronda los mil y dos mil francos congoleños (USD 1).
Debido a la variopinta gama de elementos que la componen, sus efectos son devastadores.
La mayoría de consumidores sienten excesiva euforia por unos instantes y luego se aquietan y adormecen hasta al punto de languidecer en las calles.
“Es prácticamente un arma de destrucción masiva”, declaró el general Badouin Kasongo Mbpiana, encargado de un operativo de desmantelación de bombé, a la cámara de ‘France 24’.
Por los reportes de las autoridades congoleñas, lo más grave del panorama es que el consumo de dicha mezcla está ambientado por los problemas de corrupción y pobreza que existen en el país.
“El bombé nos ayuda a olvidarnos de todo. En Occidente tienen cuentas bancarias, yo no tengo nada. Con bombé todo es más fácil”, le dijo un consumidor al reportero de ‘Der Spiegel’.
Como en la mayoría de países tercermundistas, la lucha contra la proliferación de estas sustancias se ha centrado en esfuerzos policiales sin mayor enfoque de salud pública.
Esto, como alertan organizaciones independientes, parece ser un agravante más.
“Aquí en el terreno usted puede ver que la mayoría de los drogadictos están enfermos”, afirmó Diane Rose Batuama, coordinadora de Tosungana Plus, una ONG local.
El daño que está causando esa combinación tóxica en la sociedad del Congo ha llevado a que algunos artistas de la región diseñen campañas de prevención con impactantes escenificaciones en espacios públicos del país.
Aunque por ahora la mayor alerta se concentra en África, la información que obtuvo ‘Der Spiegel’ da a entender que existen planes de comercializar la sustancia fuera del continente.
Hasta el momento, la excesiva demanda local parece que es lo que ha torpedeado esas intenciones.