En la actualidad y con el consumo de las redes sociales aún hay el riesgo de caer en alguna estafa piramidal. Pero esta método de engaño no es nuevo y según la historia fue Baldomera Larra, quien lo creó y se convirtió en una de las timadoras más notorias.
Su escándalo financiero salió en las portadas de los periódicos de la época en toda la Península Ibérica.
Ella creó un banco fantasma que ofrecía una rentabilidad del 30% y su método inspiró a los esquemas Ponzi, un hombre que se le atribuye equivocadamente ser el pionero de las estafas piramidales.
Historia de Baldomera
Antes de convertirse en la afamada residente de la Plaza de la Paja, en Madrid, a la que apodaron la ‘madre de los pobres’, fue la tercera hija de Mariano José de Larra, el famoso periodista, escritor y político del siglo X, a quien se lo conoce por el artículo ‘El casarse pronto y mal’.
Baldomera Larra nació en 1833, pero a la temprana edad de cuatro años se quedó huérfana cuando su padre se suicidó. Su madre se sobrepuso a las circunstancias y casó a Baldomera con Carlos de Montemayor, un afrancesado, médico del rey Amadeo I de Saboya.
Pero aquella vida de lujo se acabó y su marido huyó a Cuba, dejando a Baldomera sola con tres hijos y sin recursos para mantenerlos.
Baldomera empieza su invento
Comenzó a pedir dinero prestado a fiadoras y prestamistas que serían los maestros de los que aprendería el negocio. Baldomera se inició pidiendo prestado a una vecina una onza de oro, al poco tiempo le devolvió dos onzas y se esparció la voz de este logro.
En la primavera de 1876, movida por la necesidad, fundó una caja de imposiciones en un modesto local de la Plaza de la Paja, dónde recibía dinero de depositantes bajo la promesa de devolverles mensualmente un 30% de cada duro que depositaban.
Los pequeños ahorradores ávidos de ganancias empezaron a acudir en masa y Baldomera Larra se trasladaba, cada vez, a locales más lujosos, al tiempo que ampliaba su plantilla de trabajadores.
Huyó, la condenaron y fue absuelta
Su fama traspasó fronteras y le visitaban de varios lugares, así como dio varias entrevistas a la prensa.
Consiguió así recaudar con su estafa en solo 3 meses hasta 22 millones de reales, una fortuna para la época. Pero su burbuja explotaría, cuando un carbonero acude a su oficina enfadado, y sale con los bolsillos llenos.
Aunque intentó huir por dos años, fue extraditada desde Francia y fue condenada a 6 años de cárcel por alzamiento de bienes. De las 5 000 víctimas que generó su estafa piramidal, solo se presentaron 55 a la vista.
Además, su abogado presentó un recurso al Tribunal Supremo de Justicia pidiendo su absolución. Argumentaba que la señora Larra no podría haber cometido ningún delito porque al seguir casada carecía, como establecía la ley por entonces, del permiso de su marido para tener capacidad para contratar, con lo cual todas las operaciones ejecutadas eran nulas de pleno derecho y sus inversores no tenían consideración de acreedores. Al final fue absuelta.
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