Eran las 19:00 del miércoles pasado y centenares de personas hacían fila para entrar al auditorio del Banco Central, en Cuenca. Querían escuchar el concierto Noche de boleros y algo más, que ofreció la Orquesta Sinfónica de Cuenca.
A las 20:00, cuando se inició la presentación, los asistentes llenaron las dos plantas del auditorio. Los 40 integrantes de la Sinfónica, que tiene 38 años de trayectoria, aparecieron entre aplausos.
Con violines, piano, flautín, violas, chelos… interpretaron el tema El clarín de la selva. En ese instante uno de los asistentes, Adolfo Idrovo, quien estaba sentado en las primeras filas, dijo: “será una noche inolvidable dedicada al bolero; en fin, a la música”.
Esta Orquesta escogió el bolero como repertorio central con el fin de valorar todos los géneros y desmitificar que un concierto de la Sinfónica es aburrido y serio, según su director Medardo Caisabanda. “Lo único que existen, son las malas interpretaciones”.
Para él, el bolero es un género representativo de la música internacional y es la expresión sentimental del hombre.
Idrovo con mucha atención escuchaba la interpretación de la pianista cubana Leysa Reyes Colunga, quien acompañó a la primera solista de la noche, la cuencana Vanesa Regalado. Ella cantó el tema Somos.
Los asistentes destacaron la intensidad con la que ella interpretaba la canción, reflejada en su voz y movimientos. Pero Idrovo decía que le faltaba fuerza de voz.
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El silencio y tranquilidad de las 600 personas que se dieron cita cambió cuando el cuencano Diego Zamora cantó Señora bonita. Su timbre de voz fuerte y la conexión que logró con el público encantó a los asistentes, quienes también cantaban ese tema.
Zamora, de 25 años, ha representado al país en certámenes en Europa y Sudamérica. Estaba emocionado en sus interpretaciones, preparadas desde hace un mes. También tuvo el apoyo de la cubana Leysa Reyes y el mexicano Armando López.
Uno de los temas que más gustó fue Lágrimas negras. Allí, Caisabanda dejó su batuta y entonó el güiro. También se escucharon la batería y el piano, y la voz de Zamora motivó a los asistentes a que acompañaran con sus palmas. Un hecho que no suele ser común en un concierto en el cual intervenga una orquesta sinfónica.
Una reacción similar hubo cuando Linda Alvarado interpretó los boleros Contigo aprendí y Como yo te ame, del compositor mexicano Armando Manzanero.
Para Idrovo, quien estudió en el Conservatorio José María Rodríguez de Cuenca y es profesor de música en Azogues, los temas de Manzanero se escuchan mejor en una voz grave y Alvarado es soprano. “Y el micrófono no está bien calibrado para ella”.
Con soltura, sonreído y un timbre de voz se presentó el solista Juan Carlos Cerna con el bolero La barca. Maravillado se mostró Idrovo al escuchar a Vanesa Regalado en el tema Los pájaros perdidos. “La interpretación fue excelente y exige una gran rigurosidad en los matices de la voz al ser un tema de uno de los grandes maestros, Astor Piazolla”.
Para Regalado, interpretar el bolero es adentrarse con la letra de cada tema ya sea de amor o desamor. “Quiero transmitir la letra brindando sentimientos porque esa es el alma del artista”.
El son cubano también tuvo su espacio. Alvarado interpretó Capullito de alhelí. Los movimientos sensuales de la artista y sus ligeros pasos de baile cautivaron al manabita Rogelio Piedra, quien tarareó toda la canción.
La marimba igualmente tuvo su espacio. Cerna interpretó Sabor a mí. Los aplausos no cesaban y el grito de unos de los asistentes decía: “¡Espectacular!”.
De acuerdo con Idrovo, por su nivel artístico y calidad vocal es uno de los cantantes más destacados de Cuenca. A las 22:10 el auditorio se llenó de nostalgia cuando Regalado, Alvarado, Zamora y Cerna cantaron No soy de aquí, del recién fallecido cantante Facundo Cabral. Así, la Orquesta Sinfónica de Cuenca se lució en una noche de boleros, de música.
La trayectoria
Noche de boleros y algo más fue un concierto por el cierre de temporada de la Sinfónica de Cuenca. En noviembre la temática será la música ecuatoriana.
Vanesa Regalado ha recibido reconocimientos como una beca completa de estudios de perfeccionamiento operístico en Barcelona, España.
Juan Cerna obtuvo el Botón de Oro como mejor estudiante e intérprete del Conservatorio de Guayaquil.
El barítono Diego Zamora ha recibido cinco preseas por su participación en Festivales Mundiales de Folclor.