Premio Eugenio Espejo.
Con buena onda, con un discurso disperso y con múltiples chispazos de genialidad, entre citas del filósofo rumano Cioran, fanatismos futboleros, cine mexicano, anécdotas, pintura y algún silencio, Luigi Stornaiolo apenas roza sus reacciones tras obtener el Premio Espejo 2011, en Actividades artísticas.
En la charla, el premio se aleja de la pomposidad del acto o el sincero agradecimiento; más bien es pretexto para oír la palabra de Luigi; esa “palabra, enfermedad del pensamiento”, de ese “pensamiento, enfermedad del alma”.
“Ahora sí estoy fregado, van a tomar represalias”, dice irónico y sigue: “Es tristísimo, es un premio casi póstumo, es como que el verbo se hizo carne”. Remata: “Todo premio como escarnio es relativo a la miseria misma”.
Las reflexiones de Stornaiolo tornan al pesimismo de Cioran, al desaliento, según dice, ya por la edad (55 apenas), ya por la esclerosis que le quitó la movilidad de pierna y brazo derecho (ahora pinta con la izquierda), ya por creer que la esperanza es “la forma normal del delirio”.
Antes de verse en un espejo mentiroso, Luigi prefiere armar una imagen: un carro de bajada, con llanta baja, chocado, sin licencia, sin retrovisor… “qué vas a estar viendo para atrás”. Aun así, se sobrepone con humor y con una frase con la que muchos lo reconocen: “Nosotros, los muy jóvenes, todavía tenemos chance. Lo que no se sabe es chance de qué…”.
En las noches de Quito se lo suele ver rodeado de gente joven, siendo parte de una historia que más bien es “histeria”. Esas noches de ese Quito con esos personajes fugaces y esperpénticos que habitan sus cuadros.
En el “ridículum” de Luigi, además de toda la agudeza y genialidad volcadas a la pintura, bien podría figurar que dibuja desde los 4 años, que fue músico de los 16 a los 22, que en el colegio hizo teatro, que fue guardameta, que es hincha ferviente de El Nacional… El día de la entrega del Premio Espejo, con corbata él y con corbata el Presidente, le soltó en confianza: “El Nacional le ganó 2 -1 al Emelec”. Luigi recuerda y ríe.
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