Durante cuatro días, la artista peruana Sandra Nakamura recorrió Cuenca para escoger un sitio donde montar su obra que será parte de la Bienal Internacional de Cuenca, que se iniciará el 11 de noviembre próximo.
A Nakamura, de 30 años, una de las cosas que más le llamó la atención de la ciudad fue su constante olor a pan. “Es una ciudad cálida y con un aroma único”.
La peruana, que estudió arte en los Estados Unidos y Alemania, se mostró maravillada por la arquitectura cuencana. Le atrajeron los techos de teja, que constituyen una marca de la urbe y se quedó pensando en que podrían estar presentes en su obra.
Nakamura se detuvo en más de una ocasión para observar las plazas, a las cuales consideró como los sitios más idóneos para mostrar su trabajo, porque, según ella, allí habrá una interacción con el público; ese es su objetivo.
En sus trabajos, en los cuales suele utilizar monedas y siempre están expuestos al aire libre, incluye elementos cotidianos, utilitarios que están presentes en las actividades diarias de la gente. Por esta razón estuvo en Cuenca, para poder estudiar sus tradiciones, costumbres y orígenes.
Esta será su primera vez en la Bienal Internacional de Cuenca. Ella ya regresó a Lima para elaborar su propuesta, para ello hará un recuento de su visita a través de las imágenes fotográficas tomadas durante cuatro días. Nakamura dice que prefiere trabajar en las noches. Según ella, allí encuentra el punto de concentración, le fluyen las ideas y las plasma en bocetos para luego ejecutar su obra.
En su visita también participó en una charla con artistas ecuatorianos. Allí les contó sobre sus obras como ‘Un metro cuadrado en algún rincón del mundo’, ‘Más lejos que Lima’, ‘A line in the water’, ‘Some things can not be moved or owned’.