La sala Goethe de la Asociación Humboldt (Quito) alberga, hasta el 3 de marzo, un misterio: el movimiento inmóvil, que se materializa en la muestra ‘El tiempo detenido’.
Fotografías en diferentes técnicas y formatos captan la gestualidad del cuerpo y apelan a las nociones, a veces engañosas, del movimiento y la quietud, ambos vitales en la danza.
A la entrada de la sala -cuyo espacio no favorece al montaje, sobre todo por la iluminación algo irregular-, las primeras imágenes son de Andrea Esswein; se trata de una serie de fotos del coreógrafo Philipp Gehmacher. Él o, mejor dicho, su cuerpo habla a través de distintas posiciones en este ensayo titulado ‘Atlas de los gestos’. ¿Cómo leer, en qué sentido u orden este atlas? es una buena pregunta para dar inicio al recorrido.
De fondo, el sonido que produce un cuerpo moviéndose sobre un escenario acompaña la visita; sale de un breve video que se proyecta una y otra vez en una de las paredes de la sala. El hombre, a quien la cámara ve desde arriba, se contorsiona como en busca de un movimiento inexistente, hasta que logra convertirse en un nudo; entonces una voz dice “stop” y todo vuelve a empezar.
Las figuras multicorporales logradas por Bettina Stöb en ‘Moving moments’ son cautivadoras, no solo porque son bellas sino porque se antojan imposibles. Detenerse en los cuerpos ‘ensamblados’ de tres o cuatro bailarines, formando figuras que recuerdan las rondas o danzas de Matisse, es propicio para el deleite. El blanco y negro de las imágenes aporta a la fuerza de estás cuatro fotos que muestran equilibrios irrepetibles, fugaces, inverosímiles…
También están los cuerpos fragmentados del ‘Tríptico con tubo de neón’, de GertWeigelt. Son piernas, brazos, pies, axilas, vellos que dejan de ser parte de un todo para convertirse en el todo.
Hay una sutileza poética en la composición de las fotos de Agnés Noltenius, quizá por su experiencia también como bailarina. Entre las obras más llamativas están también las de la serie ‘El cisne moribundo’, una suerte de manchas-siluetas logradas por Bern Uhlig, gracias a la aplicación de tratamientos químicos.
El registro del performance ‘Human writes’ trae a la mente una idea casi pueril: bailar es dibujar en el aire y en el suelo; las fotos de Dominik Mentzos muestran a una mujer que es capaz de dibujar, de escribir con todo su cuerpo. Al verla tan quieta y tan potente a la vez, como si se moviera, las palabras del coreógrafo estadounidense William Forsythe se llenan de sentido: “Fotografiar la danza significa transmitir la lógica interna del movimiento”.
Son decenas de imágenes e igual cantidad de oportunidades para vislumbrar ese motor frágil y poderoso que nos hace bailar.
Sobre la muestra
‘El tiempo detenido’ está en la Asociación Humboldt (Vancouver E5-54 y Polonia). Libre.
Entre el 13 y el 15 de febrero próximos se proyectarán tres documentales, uno sobre Mary Wigman, otro sobre Pina Bausch y un último sobre Sasha Waltz.
Se pueden enviar imágenes de danza tomadas en Ecuador; se elegirán y expondrán 10 obras. Más información al 223 6 910.