Desde el miércoles pasado, en la galería +Arte se exhiben varias piezas de la artista española Rosell Meseguer y una instalación del artista ecuatoriano Fabiano Kueva. Estos trabajos son parte de la exposición ‘Quemar la Tierra’, curada por Katya Cazar.
En esta muestra confluyen dos mundos que son vistos desde el arte contemporáneo: la explotación minera y la lucha social. La primera tiene su foco en las huellas que ha dejado esta actividad en países como Chile y España. Y la segunda en lo sucedido en las calles de Ecuador, durante octubre de 2019.
Meseguer y la minería
Dentro de la galería hay una mesa sobre la que reposan documentos y libros. Uno de ellos contiene una selección de imágenes, en blanco y negro y en cianotipia, de las minas que Meseguer ha visitado en los últimos años en el sur de España y en Chile, Bolivia y Perú.
Ahí está, por ejemplo, una imagen de la mina de oro, cobre y molibdeno de Chuquicamata, ubicada 15 kilómetros al norte de Calama, en Chile; que durante muchos años fue considerada la mina más grande del mundo en su tipo y la mayor productora de cobre.
Otro de los libros que está en esta mesa es un vademécum sobre todos los elementos químicos que están en la tabla periódica. Se trata de un diccionario elaborado por Meseguer, que contiene información etimológica de cada elemento, de la persona que lo descubrió y la importancia que ha tenido en la geopolítica y en las artes plásticas.
Entre esos elementos está el platino, cuya referencia histórica está conectada con la cultura La Tolita. En este acápite del libro, la artista habla del uso que le dieron los pobladores de Esmeraldas y cómo fue descubierto, para Europa, por el español Antonio de Ulloa. “Este libro -dice- es un híbrido entre el mundo técnico y el cotidiano”.
En la muestra también se exhibe una impresión fotográfica sobre metal del Teatro Humbertone, que era parte del complejo de una antigua salitrera chilena; un video en el que se proyectan imágenes de minas que están activas y otras que dejaron de operar; y un políptico con los recursos del Ecuador y Latinoamérica, entre ellos el cobre, el mercurio, el oro y la plata.
Todos estas piezas son parte de un trabajo en el que se proponen reflexiones sobre implicaciones positivas y negativas de la explotación minera. “Cómo esos minerales nos acompañan en nuestra vida cotidiana, pero también cómo
no queremos tener un mina cerca de nuestra casa, pero sí un nuevo celular o una nueva computadora. Asimismo, si es viable encontrar un equilibrio sin hacer más destrozos en la naturaleza”.
Kueva y la memoria
Frente a la pared en la que está el políptico de Meseguer se encuentra ‘Alimentar el fuego’, la instalación de Kueva compuesta por un video, que se reproduce en una pantalla de televisión colocada en el suelo y un esténcil quemado con gas, que diseñó con la ayuda de un maestro mecánico.
En este video recupera un fragmentó de la película ‘Autorretrato con fondo de huelga’, sobre las manifestaciones que ocurrieron en octubre de 2019, una pieza en la que habla sobre el olvido, la memoria y la lucha social, en la que se hace una serie de preguntas.
En esta pieza juega a hacerles preguntas a las imágenes que capturó, entre ellas cómo se puede leer el pasado en el presente, o si el desbalance de las imágenes hacia la denuncia avizora un nuevo realismo. “En los últimos años -dice- ha existido un estallido de imágenes en Facebook Live y en Instagram, que terminan diluidas y que luego no permiten armar una memoria de lo que pasó”.
El video tiene dos versiones: una con narrador y otra sin narrador. Lo interesante de este ejercicio es que la primera parece una especie de alabanza y elegía a la lucha, mientras que la segunda, en la que se escucha la voz de Kueva, todo tiene un tono más reflexivo.
Como una extensión de la pantalla que está en el piso aparece la frase: “Alimentar el fuego”, metáfora que busca detonar reflexiones alrededor de todo aquello que se puede crear y destruir. Para Cazar, este esténcil es un gesto poético y político. “Kueva -dice- recurre a quemar un texto en la pared para dejar una impronta y una huella”.
A criterio de esta curadora, en las obras de Kueva y Meseguer se da una “fusión de miradas” de actos performáticos del “guardar y atrapar”. Asimismo, se podría afirmar que en esta exposición, de alguna manera, la obra de Meseguer muestra esos mundos que están antes del conflicto, mientras que la instalación de Kueva explora lo que sucede cuando no se encuentra soluciones a ese problema.
Dato
Meseguer fue una de las artistas internacionales que participó en la última edición de la Bienal de Cuenca. Es investigadora y docente de la Universidad Complutense de Madrid.