La discusión está en qué significado tienen los zapatos que cuelgan sobre los cables en varios puntos de la ciudad. El ‘shoe tossing’ -tal su nombre en inglés- se le atribuye a la práctica de pandillas de los barrios más conflictivos en Estados Unidos para delimitar su territorio.
El mito urbano en América Latina lo relaciona también con arte callejero, expendio de drogas o, lo que parecería lo más amigable, la celebración del equipo de fútbol del barrio que ganó algún campeonato o el festejo por algún compromiso.
Un solitario par de zapatillas, en la calle Goicochea, en el sector de Dos Puentes. Foto: Equipo fotográfico EL COMERCIO
Esos desgastados zapatos se encuentran en la calle Guatemala, en San Juan. Foto: Equipo fotográfico EL COMERCIO
Estas ‘voladoras’ parecen estar a punto de dar el salto desde Toctiuco. Foto: Equipo fotográfico EL COMERCIO
Los deportivos son lo que más se ve colgando de los cables en el sector de La Tola. Foto: Equipo fotográfico EL COMERCIO
Desde El Panecillo, no solo se ven los tejados y la Basílica, sino los infaltables tenis. Foto: Equipo fotográfico EL COMERCIO
Los ‘tallarines’ del barrio La Tola son propicios para que las zapatillas se exhiban. Foto: Equipo fotográfico EL COMERCIO
Calzado de todo tipo cuelga en el sector de La Colmena, en el suroccidente. Foto: Equipo fotográfico EL COMERCIO
Hay muchas razones para atarlos y lanzarlos al cielo. En Buenos Aires, por ejemplo, es un homenaje a los jóvenes que murieron en el incendio durante un concierto de rock, en 2004. Lo cierto es que están ahí, balanceándose, destruyéndose con el tiempo, volviéndose un adorno cada vez más común en el paisaje urbano.
Estas fotos son tomadas en los barrios altos de Quito, como San Juan, Toctiuco, La Tola… Nadie ha visto quién los lanza, solo están ahí.