Lo bautizaron Covid porque llegó al inicio de pandemia y le donaron una casa roja de madera junto a la puerta del edificio. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Era el 16 de marzo del 2020 y en Quito estalló la emergencia sanitaria causada por el covid-19. Los operadores del ECU 911 recibieron instrucciones de permanecer en alerta mientras comenzaban a recibir las primeras llamadas sobre casos de esa enfermedad desde diferentes zonas del país.
En medio del trajín y el estrés, un perro mestizo comenzó a visitar a los operadores en la sala de operaciones del ECU 911 ubicado en la cima del monte Itchimbía, centro de Quito. Al principio, se trataba de una mascota que iba ocasionalmente, pero se quedó acompañándolos definitivamente.
Lo bautizaron Covid porque llegó al inicio de pandemia y le donaron una casa roja de madera junto a la puerta del edificio. Los funcionarios de esa entidad hacen colectas para comprarle comida y se convirtió en la mascota del ECU 911. También lo llevan al veterinario y lo esterilizaron.
“Al principio venía a que le regalen alimentos era receloso. Conforme ganó confianza entre nosotros, Covid empezó a ingresar al edificio, duerme en la sala de operaciones, camina por las oficinas”, relató la operadora Nataly Herrán. Incluso hay ocasiones en las que acompaña en las reuniones que mantienen las autoridades en la sala de crisis para definir acciones por la pandemia.
El can tiene una cama tipo cojín y cobijas en la sala de operaciones; no duerme afuera del edificio por las lluvias de los últimos días. Es confianzudo con la gente que lo conoce, guarda reserva con los desconocidos. “Al principio de la pandemia venía poca gente. El can ingresaba todo el tiempo porque las puertas permanecían abiertas por ventilación”, narró Herrán.
Cuando necesita hacer sus necesidades, Covid pide a los operadores y guardias que le abran la puerta para salir. Entre ellos también se turnan para servirle la comida y ponerle agua todos los días.
El operador Diego Garcés considera a la mascota su amigo porque lo desestresa en momentos de crisis. Con cariño cuenta que siempre camina entre los puestos de cada funcionario y se acuesta sobre el piso para que le rasquen la barriga.
“Paulatinamente se hizo parte de la familia ECU 911”, contó Garcés. Cuando se reportan emergencias graves, Covid camina entre los operadores y le acarician. “Nos quita mucho el estrés”.
Otros funcionarios cuentan que a veces se duerme con las patas hacia arriba, lo cual es gracioso. Los acompaña las 24 horas mientras los operadores trabajan en horarios rotativos atendiendo emergencias.
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