Cotopaxi: Pujilí cuida el páramo

Los páramos de San Isidro se localizan en el occidente de Pujilí. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Los páramos de San Isidro se localizan en el occidente de Pujilí. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Los páramos de San Isidro se localizan en el occidente de Pujilí. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Los páramos de la comunidad San Isidro de Pujilí, en Cotopaxi, serán declarados como Áreas de Protección Hídrica (APH) por la Secretaría del Agua (Senagua). El documento se encuentra en su última revisión por un grupo de funcionarios de la Cartera de Estado.

Según Porfirio Allauca, dirigente de San Isidro, la nominación de área protegida se recibirá luego de 52 años de luchas. En este lapso de tiempo los campesinos e indígenas lograron “apreciar” los beneficios que tiene cuidar el páramo. Además de trabajar de manera mancomunada entre las comunas, evitar que los líderes parcelen las tierras y que se comience a cultivar en las montañas.

El dirigente, de 64 años, contó que una de las acciones fue ir retirando de a poco el ganado bravo, ovejas y caballos. Las pezuñas de estos animales dañaron los manantiales y las almohadillas -retenedoras de agua- del área de conservación.

Otra de las afectaciones fue que el excremento del ganado contaminó las fuentes de agua y en algunos casos hasta desaparecieron los brotes del líquido vital.

“Con mingas y capacitaciones hemos logrado recuperar el páramo. Los efectos del cambio climático se comenzaron a sentirse cuando los caudales de agua disminuyeron drásticamente”, dijo Allauca.

Los páramos de San Isidro de Pujilí son propiedad de 137 herederos y está localizado a 4 500 metros sobre el nivel de mar. El área protegida tiene una extensión de 1 071 hectáreas de pastizales, bosques de polylepis, lagos y manantiales calientes.

El territorio está cercado por un grueso alambre de púas para evitar invasiones por parte de otras comunidades o se siembre papas, habas y otros productos.

Una placa y monumento en el campamento base de la comunidad sirve de recordatorio para proteger esta área andina.

Ahí se indica que estas tierras fueron entregadas como herencia a 34 huasipungueros que trabajaron en la hacienda San Isidro hasta mayo de 1968.

Para arribar a este sitio hay que viajar una hora en auto por caminos de segundo y tercer orden. El trayecto final se realiza a pie en un total de 20 kilómetros.

Allauca indicó que de las montañas nacen los ríos Cuchiwasi y Nagsiche. La comunidad construyó varias tomas de agua y colocó tubería para trasladar el agua. Una parte del líquido vital se distribuye al centro de Pujilí, haciendas de brócoli y a otras 13 comunidades del suroriente del cantón.

Marisol Copara, dirigente de San Isidro, indicó que el recurso hídrico es utilizado para el consumo humano, riego y abrevadero. La mujer, de 45 años, contó que entre dos y tres comuneros se encargan de cuidar los páramos por ocho días.

Los campesinos pernoctan en un campamento de tres chozas y una pequeña chacra, donde hay plantas medicinales y legumbres. Ellos son los encargados de vigilar la cerca, revisar las captaciones de agua y cuidar el páramo.

Desde los miradores del campamento se observan los profundos valles, ríos y montañas. Los campesinos crearon chaquiñanes que llevan a cuidadores de San Isidro a los canales de riego comunitarios o a las lagunas.

La comunidad también cuenta con el apoyo económico o técnico de organizaciones internacionales y la Fundación Heifer Ecuador.

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