La arquitectura ecuatoriana tiene un vehículo expresivo de primera línea: la Bienal Panamericana de Quito (baq 2012).
Este año, entre el 19 y el 23 de noviembre próximo, se pondrá en escena la XVII edición de este prestigioso certamen de confrontación que, según la opinión de expertos como Jaime Canaves, principal de la Bienal de Miami, está en el nivel de las de Buenos Aires y São Paulo, las más reconocidas en este lado del continente.
Alcanzar esta estatura no ha sido producto de la generación espontánea. Como un orfebre pule un diamante, el Colegio de Arquitectos del Ecuador, núcleo de Pichincha (CAE-P) ha ido puliendo su joya hasta convertirla en lo que es, el mayor referente de la arquitectura panamericana actual.
En los 36 años de vida que tiene el certamen, la Bienal ha tenido altibajos. Sin embargo, los cimientos levantados son sólidos y pueden resistir cualquier contratiempo, como ya ha sucedido en algunas ocasiones.
La presente edición apunta a mejorar todo lo positivo que se ha acumulado durante tres décadas y, asimismo, a cortar los resabios que han crecido en ese lapso.
El tema principal, que es un certamen a escala mundial, es Hábitat y desarrollo. Esperemos que la presente edición esté a la altura de su prestigio.