El sismo fue parte de un ‘superciclo’

Manabí y Esmeraldas fueron las zonas más afectadas en el 2016. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

El sismo de 7,8 grados que golpeó a Manabí y Esmeraldas hace un año no fue un evento aislado. De acuerdo con un estudio publicado en Nature Geoscience, este evento formó parte de lo que los científicos han denominado como un ‘superciclo de sismos’.
A breves rasgos, este fenómeno implica que la fuerza acumulada en una zona se libera por una cadena de sismos que suceden durante varios años, e incluso décadas.
A diferencia de un único movimiento telúrico de gran magnitud, el cual libera una significativa cantidad de energía y reduce el estrés en una zona (con posibles réplicas), en un superciclo los sismos se desarrollan dentro de una misma zona en varios períodos.
En el caso de la zona costera del sur de Colombia y del norte de Ecuador, la secuencia del superciclo sísmico se inició en 1906 con el movimiento telúrico de magnitud 8,8 que rompió un segmento costero de aproximadamente 500 kilómetros comprendidos entre Ecuador y Colombia. A pesar de la gran fuerza de este evento, no se eliminó toda la fuerza contenida aquí, por lo que, hasta 2016, se dieron cuatro fuertes sismos dentro de la zona: 1942 (de 7,8); 1958 (7,8); 1979 (8,2) y 2016 (7,8). En todos estos se liberó gran cantidad de energía que, a la postre, eran residuos de lo que no se pudo evacuar en 1906.
En su texto, los científicos destacan que, a pesar de este ciclo con importantes movimientos sísmicos, no se tienen registros de secuencias de este tipo antes del siglo XX.
En el caso de Manta y Portoviejo, por ejemplo, los registros históricos determinaron que estas ciudades, fundadas en el siglo XVI, tuvieron daños de tipo III a causa del sismo de magnitud 7,5-7,9 cuyo epicentro fue en Riobamba (a 230 kilómetros de distancia) en el año 1797.
En base a esto, ellos señalan que existe una muy remota posibilidad de que un terremoto como el de 2016 haya impactado a estas urbes en siglos anteriores sin dejar huella.
A partir de estos datos, los científicos proponen, en base a modelos físicos, que en la zona de subducción colombo-ecuatoriana suceden ciclos telúricos separados por períodos de quietud sísmica. Esto se respalda por una reciente investigación marina paleosismológica que demostró, en base a depósitos de sedimentos, que hace 600 años aproximadamente hubo un ciclo de eventos con una recurrencia entre 40 y 70 años, seguidos por un período de tranquilidad de tres centurias hasta inicios del siglo XX.
Jean Mathieu Nocquet, quien lideró este estudio, señala que todavía hay energía acumulada en la zona norte del país, correspondiente a la provincia de Esmeraldas.