La elevada riqueza y la cantidad de plantas naturales con las que cuenta el Ecuador motivaron a un grupo de investigadores de la Universidad Internacional del Ecuador SEK a buscar nuevos componentes para desarrollar medicinas con compuestos naturales para curar distintas patologías.
Esta investigación evalúa los principios activos que tienen los extractos vegetales en plantas que son de interés médico en la Sierra y la Amazonía. Lino Arisquieta, coordinador de la investigación, explica que esta se centra en tres aspectos: bacterias, parásitos y antivirales.
El experto sostiene que la biomedicina experimental puede comenzar su proceso a nivel de pruebas in vitro. Estos ensayos se llevan a cabo usando los compuestos de interés directamente en los parásitos, bacterias o cualquier microorganismo que se esté estudiando.
En el caso de enfermedades no infecciosas, se hacen estudios empleando líneas celulares de cultivo. En la UISEK se está trabajando en la aplicación de extractos de la planta Banisteriopsis caapi, para saber si es efectiva ante diversos tipos de bacterias, hongos y protozoarios.
El proyecto comenzó con una de las dos plantas que se utiliza en la ayahuasca y que tiene unas moléculas denominadas Betacarboninas y funcionan como inhibidores de monoaminoxidaza, es decir que permiten algunos efectos alucinógenos.
“No nos interesa la parte psiquiátrica”, dice Arisquieta, sino que estamos pendientes del potencial que tienen para la actividad antibacterial, antiparasitaria y anticancerígena. Una vez iniciado ese proyecto se fueron sumando más plantas y ahora mismo utilizan 10 extractos de plantas que ya han sido caracterizados, es decir, ya determinaron qué efecto pueden tener contra una enfermedad.
Una vez que se han caracterizado los extractos, el experto señala que se aplican dos estrategias: la primera está relacionada con intentar predecir computacionalmente en qué lugares o a qué proteínas se unirían estos compuestos y qué aspectos tendrían y la otra tiene que ver con intentar purificar los extractos y evaluar sus principios activos de forma individual.
El trabajo de los investigadores es aprovechar algún conocimiento ancestral que exista sobre el uso de una planta e investigarla para ver si se puede aprovechar en la medicina. Entre las plantas que se analiza está la chuquiragua y la uña de gato.
El proceso para estos estudios consiste en tomar los extractos de las plantas en los laboratorios de la universidad pero se mandan a analizar en laboratorios de referencias. Las plantas se recolectan de diferentes maneras, por ejemplo, en contacto con chamanes, viajes a diferentes puntos del país y contactos con otros investigadores.
Esta investigación empezó a finales de 2018, luego cerraron los laboratorios por la pandemia y después volvieron a abrir y se ha podido avanzar de forma más concreta. Los expertos esperan desarrollar un nuevo fármaco o un ungüento a través de estas plantas.
Según dice, los estudios en la universidad se han orientado a nivel in vitro, pero también bioinformático. En el primer caso, por ejemplo, se busca determinar el potencial de estos extractos contra una familia de parásitos del género Leishmania, los cuales afectan a diversos países tropicales, incluyendo a Ecuador. Arisquieta señala que este parásito disminuye considerablemente la calidad de vida y genera un alto riesgo para las personas afectadas, por ello es importante la investigación.