Erupción de un volcán en las Islas Galápagos en julio del 2018. Foto: Cortesía Cristian Saa, Cortesia Consejo de Gobierno de Galápagos
La superficie de un volcán no representa -en su totalidad- la diversidad de la composición de magma que habita en sus profundidades. El futuro de su actividad, en cambio, está marcadi por la evolución con el paso del tiempo. Esa fue de una de las conclusiones que arrojó un estudio realizado por un grupo de investigadores de Estados Unidos, Reino Unido y Ecuador. Los científicos establecieron que los volcanes Wolf y Fernandina de las islas Galápagos producen erupciones de lava basáltica que ‘esconden’ magmas con potencial de generar actividad explosiva.
Benjamin Bernard, vulcanólogo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional y coautor del estudio, explicó en diálogo con EL COMERCIO, que Wolf y Fernandina han generado erupciones de basalto, suaves y no tan peligrosas, a través de la historia.
En un principio, la idea raíz de la investigación era conocer por qué los volcanes producían el mismo magma. Lo que sucedió en el camino fue que, tras analizar cristales pequeños de la lava fría, se “descubrió que algunos de los minerales tenían el magma diferente. Su composición, por ejemplo, es comparable con el Cotopaxi”, afirma Bernard. El vulcanólogo se refiere a que el magma hallada es de tipo ácido, que producen flujos de lava explosivos.
Los resultados de estudio -liderado por el doctor Michael Stock de Trinity College de Dublín- demostraron que, en contraste con las lavas basálticas que son observables en la superficie , los que se encuentran en la profundidad pueden ser comparables a las de composiciones similares a las de volcán Cotopaxi y Mount St.Helens.
El descubrimiento, además, estableció que existe una potencial posibilidad de erupciones explosivas dentro de los volcanes de Galápagos, un fenómeno que es objeto de estudio para los investigadores pues no existen registros de explosiones similares.
El equipo de investigación recoge muestras de flujos de lava solidificada en el Volcán Wolf con la ayuda de un guardaparque del Parque Nacional Galápagos. Fotografía: Benjamin Bernard / EPN
Una de las hipótesis de equipo investigador sobre el hallazgo del magma con potencial explosivo, es que los volcanes emiten de forma constante lavas basálticas cuando la cantidad que fluye a través de la corteza de volcán es lo “suficientemente alta como para esconder cualquier diversidad química”. Aquello puede ocurrir, sobre todo, cuando los volcanes están ubicados cerca de un ‘punto caliente’, una anomalía de temperatura que asciende desde las profundidades de la Tierra y creó el archipiélago de Galápagos.
¿Hay riesgo? Los magmas descubiertos, según el estudio, “podrían llegar a ser móviles y ascender hacia la superficie bajo ciertas circunstancias”. En el caso de los volcanes Wolf y Fernandina -que han producido erupciones de lava basáltica durante cientos de años- podrían sufrir modificaciones inesperadas hacia una actividad más explosiva.
“Aunque no hay señales de que estos volcanes de Galápagos vayan a experimentar una transición en el estilo de erupción en un futuro próximo, nuestros resultados explican por qué otros volcanes han cambiado su comportamiento eruptivo en el pasado. El estudio también nos ayudará a comprender mejor los riesgos que plantean los volcanes en otras partes del mundo. Sólo porque siempre han entrado en erupción de una manera particular en el pasado no significa que podemos confiar que continuarán haciendo lo mismo indefinidamente en el futuro”, escribió el doctor Michael Stock de Trinity College de Dublín, citado por la Escuela Politécnica Nacional.
Conocer la composición de magma es esencial cuando se trata de evaluar el peligro de la actividad de un volcán, dice Bernard. Esa labor precisamente es uno de los ejes centrales de estudio del Instituto Geofísico. Tras la publicación del descubrimiento, hay todavía nuevos frentes de investigación, asegura el especialista: “Falta por entender si existen muchos de estos magmas ácidos, además de conocer cuáles son las condiciones para que se pueda llegar a una erupción explosiva”.
¿Cuándo fue la última erupción en las Galápagos?
Los volcanes de las Galápagos se encuentran en constante erupción, esto por el origen volcánico de las islas. La explosión más reciente en este lugar de Ecuador se registró el pasado 12 de enero del 2020, cuando el volcán La Cumbre, en la Isla Fernandina de Galápagos, entró en erupción. Fernandina es una de las formaciones más jóvenes del archipiélago.
En aquella ocasión, Raúl Ledesma, que se desempeñaba como ministro de Ambiente, explicó que “las primeras imágenes reportadas, registran una fisura a lo largo del borde sureste del volcán, con flujos de lava descendientes hacia la Costa. La cumbre tiene 1 476 metros.”
Además, amplió que este volcán es uno de los más activos en las islas, antes de la de enero del 2020, su erupción más reciente fue en junio del 2018.