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Las artesanías montuvias se exhiben en cantones del Guayas

En la tienda de abastos de Maleny Fajardo se ofertan sombreros y otras artesanías. Foto: Enrique Pesantes/EL COMERCIO

En la tienda de abastos de Maleny Fajardo se ofertan sombreros y otras artesanías. Foto: Enrique Pesantes/EL COMERCIO

En la tienda de abastos de Maleny Fajardo se ofertan sombreros y otras artesanías. Foto: Enrique Pesantes/EL COMERCIO

Son de gamuza, paja toquilla, plástico o caucho. Sus modelos tienen distintos significados: la herradura es para la buena suerte; la estrella significa sabiduría; la cabeza de una vaca, que una persona se dedica a la ganadería y si es un caballo, se trata de un jinete.

Los sombreros que caracterizan a la población montuvia de la Costa son los que más sobresalen en perchas y vitrinas de tiendas de artesanías y ar­tículos de uso diario de ese sector de la población.

Al ingresar a uno de estos locales, el visitante se imagina el día a día de los montuvios. Los sombreros se mezclan con los abanicos, canastas de todo tamaño, hamacas, petates, monturas, sacos para arroz, bajíos que sirven para la pesca, entre otras cosas.

Uno de los cantones guayasenses, cuyas tiendas se alistaron con sus artículos tradicionales, fue Santa Lucía, que el pasado fin de semana vivió su séptima Regata. La competencia sirvió para exponer la cultura de esta jurisdicción.

Una de las propietarias de esos locales es Glenda Ponce. Ella se dedica desde hace 20 años a la comercialización de artículos para el campo y su gente. Sus principales clientes son agricultores y turistas. En su local, los sombreros son los que más compras registran. Hay desde USD 4 hasta los 30, según la calidad y el modelo.

“Los más sencillos sirven para las faenas diarias, la mayoría los lleva para protegerse del sol, pero los más caros sirven para vestir, pues tienen un significado especial para los montuvios, solo se los sacan para bañarse y dormir”.

En su local resaltan también las hamacas, de hilo y tela, cuyo costo varía entre USD 12 y 22. También tiene tanques, que sirven para almacenar agua o líquidos que son usados en los sembríos, como el de arroz.

Otro de los locales es el de Maleny Fajardo, frente al mercado municipal, en el centro de la cabecera cantonal. Ella cuenta que la vestimenta montuvia también revela la posición económica de la persona.

En la localidad es “casi reverente” el uso del sombrero, accesorio que junto a las espuelas son parte del perfil de estos expertos caracterizado “por gracioso, alegre, leal y generoso”.

En su negocio, además de esos artículos, expende canela, tabacos artesanales y esencias que son hechas “por manos montuvias”. “Al campesino le da orgullo ser quien es, ahora somos conocidos como un pueblo de cultura propia y nuestras tiendas demuestran aquello que somos”.

Artículos similares se encuentran en el cantón Daule, donde resalta la Talabartería Moreira. Ubicada en las esquinas de las calles Piedrahíta y Ayacucho, resaltan las valijas de laurel, monturas y fogones en los que se prepara con carbón el tradicional bocachico.
Se trata de un pescado de agua dulce, típico de este sector.

Pero en este sitio ganan espacio las monturas. Hay de madera recubierta de cuero y de platino. Sus precios varían entre los USD 15 y 150; también depende de la calidad.

Leiter Moreira, administrador del local, afirma que una de las monturas más demandadas es la que se fabrica con madera de mango. Es también de las más costosas. “No se tala ninguna mata, se la trabaja con las ramas que ya se han caído. Esta montura llega principalmente desde Manabí”.

También hay adornos para los equinos, que encargan los hacendados de la zona, como pecheras, baticolas, carolas y bozales. Moreira explica que esos atavíos siempre los buscan los campesinos de Los Ríos, Guayas y Manabí, para adornar a sus corceles en los festejos del Día de la Raza, cada
12 de octubre.