The Beatles y su tramo final

The Beatles publicaron 13 álbumes de estudio y 23 sencillos entre 1963 y 1970. El grupo vendió 600 millones de copias. Foto: AFP

Hace cinco décadas el mundo recibió ‘Let It Be’, el último álbum de The Beatles. Grabado en una época en que la relación de los cuatro integrantes había llegado a ser muy tóxica, su elaboración fue tan caótica y tensa, pero también tan frustrante desde lo artístico, que no salió en julio de 1969, como era el plan original.
Como se sabe, la última vez que John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr se reunieron para grabar un ‘long play’ fue en abril de 1969. De esas sesiones salió ‘Abbey Road’, que se publicó en septiembre de ese año. Desde el punto de vista de la evolución artística, ese se considera el trabajo final de la mítica banda de Liverpool.
Aunque los integrantes usaron las canciones de esas últimas sesiones para desahogarse (Ringo Starr, por ejemplo, compuso Octopus in the Garden y expresó lo que sentía hacia The Beatles: “me gustaría estar debajo del agua), en general hubo armonía y cierta fluidez en el trabajo. ‘Abbey Road’ era un estupendo cierre.
Desde el punto de vista cronológico y mediático, ‘Let It Be’ es el acto final del grupo, aunque las grabaciones acabaron el 30 de enero de 1969. Esto se reforzó por el documental homónimo que reflejó las sesiones de grabación y, sobre todo, por el legendario concierto realizado en la azotea de la disquera Apple, la última presentación en vivo de esta agrupación. El documental de ‘Let It Be’ se presentó el 13 de mayo de 1970, y colateralmente puso fin a la relación que el grupo británico sostuvo con el cine.
Todo lo relacionado con ‘Let It Be’ fue controvertido y acabó causando que las pistas de sus canciones se archivaran. La idea original de Paul McCartney, quien era el único de los miembros que todavía creía que The Beatles debía defenderse como unidad creativa, era desprenderse de los sonidos de folk ácido de ‘Rubber Soul’ y de las expectativas psicodélicas de ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’.
Video: YouTube, cuenta: The Beatles
La propuesta era grabar el disco con intenciones de usar más el blues y el rock’n roll, como en los inicios de la banda. Por esas ideas de volver la mirada a las raíces, el álbum se titularía ‘Get It Back’.
También se debían filmar las sesiones y las charlas del grupo para crear un documental.
El objetivo final era cerrar todo en un concierto en vivo y hacer una gira, algo que no hacían desde 1966, cuando renunciaron a tocar en público, hartos de la bulla que metían los fanáticos. Debido a las experimentaciones en sus discos anteriores, muchas de sus canciones no podían ser tocadas tal cual fueron grabadas. El rock se los permitiría.
El director Michael Lindsay-Hogg (un hijo no reconocido del cineasta estadounidense Orson Wells y adoptado por un noble inglés) fue contratado para filmarlo todo.
Quizás toda esa presión hubiera sido llevadera sino fuera porque el estado mental de The Beatles no era el adecuado. En ese entonces, George Harrison ya había dejado de creer en el grupo, cansado de ser subestimado como compositor. Ringo Starr ya había desertado una vez. Y Lennon ya había formado pareja con la artista japonesa Yoko Ono, lo cual no vendría al caso de no ser porque John se pasaba, durante las sesiones, más pendiente de atenderla que de grabar sus partes.
En el documental se ve que, mientras ensayaba la canción Two Of Us, Lennon no sabe si atender a Ono o a McCarney. Y por eso, se considera que Across the Universe fue su único aporte a este proyecto.
Michael Lindsay-Hogg tuvo el honor de grabar el resquebrajamiento de la banda más importante del mundo, que funcionaba maravillosamente y que había logrado cambiar, no solo la industria de la música, sino la música misma.
Ese privilegio, sin embargo, puso más presión al grupo, obligado a tocar en la sede de Twickenham Film Studios, donde los Beatles no estaban acostumbrados a trabajar porque su búnker siempre fueron los estudios de Apple en Abbey Road. La acústica de Twickenham era poco adecuada para los sonidos que buscaba McCartney, lo cual lo exasperó más de lo que ya estaba.
Lindsay-Hogg registró los encontronazos internos. En los primeros ensayos de I’ve Got a Feeling, McCartney exige a Lennon que mantenga la cuerda tensa en lugar de dejar caer la nota bruscamente. Lennon recibe las órdenes en silencio pero con fastidio. Ono está a su lado, también muda.
Las broncas siguieron. Harrison chocó verbalmente con McCartney en los ensayos de Two of Us. “Voy a tocar lo que tú quieras que toque, o no voy a tocar si no quieres”, le respondió el guitarrista. En otra escena, Ringo Starr se sienta frente a Harrison, quien tiene una nueva canción. “Se llama ‘I Me Mine’, pero si no quieres oírla a mí no me importa”.
Lo que Lindsay-Hogg no pudo registrar (o no le dejaron) fue el incidente que casi acaba a puñetazos entre Lennon y Harrison, quien se retiró de las grabaciones. John tuvo el poco tino de decirle que Eric Clapton sería su reemplazo.
Harrison regresó a las grabaciones con algunas condiciones, que le cumplieron. Ya no habría gira, algo que le molestaba. Se abandonaron las sesiones en Twickenham para regresar a Apple.
Otra condición de Harrison fue la de invitar al tecladista Billy Preston, músico afroestadounidense de gran afabilidad que ayudó a calmar los ánimos y que grabó el hammond de las canciones Dig It y Let It Be, y el piano eléctrico de I’ve Got a Feeling, One After 909 y Get Back. Preston también aparece en el performace-concierto del 30 de enero en la azotea de Apple, mantiene un correcto segundo plano y ayuda a que Get Back brille en directo.
Para ese entonces, el grupo ya no quería saber nada de la película ni del álbum, aunque el show de la azotea fue de alto impacto. Sin previo aviso, The Beatles tocó por 42 minutos ante el asombro de peatones, vecinos y de la Policía, que llegó para acabar la función aunque no hubo arrestos.
El álbum se archivó hasta septiembre de 1969, cuando el estudio, por pedido de Lennon, contrató a Phil Spector para que produjera y mezclase las grabaciones. El álbum pasó a llamarse ‘Let It Be’, por la canción de McCartney dedicada a su madre, y se publicó un mes después de que Paul anunciara la separación de The Beatles.
A los críticos no les agradó la producción de Spector, sobrecargada con orquestas y coros que le hicieron perder su intención roquera. Pero al público le gustó menos saber que The Beatles había llegado a su final de esa manera. Paul, John, George y Ringo dejaron de ser los ‘Fab Four’ para recuperar su individualidad. Sin ellos, el pop perdió a su faro más brillante.
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