En el Parque La Carolina varios jóvenes se reunieron para una jornada de plogging a propósito de la Hora del Planeta. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
El plogging es considerado un deporte ambiental. Se trata de trotar mientras se recoge basura. Esta actividad se realiza en varios lugares del mundo y este sábado 30 de marzo se vivió en Ecuador con motivo de la Hora del Planeta. Esta iniciativa busca crear conciencia sobre la importancia de frenar los efectos del cambio climático y la contaminación.
La cita fue en el Parque La Carolina, en el norte de Quito. Allí se congregaron 23 voluntarios de la organización PlastiCo Project, que promueve los modelos de implementación de basura cero en el país.
Andrea Lema, fundadora de esta organización, aclara que limpiar no es la solución. “La actividad de tomar la basura y ponerte en contacto directo con esos desperdicios te hace palpar el problema de primera mano”. Con las jornadas de plogging buscan que los participantes puedan darse cuenta de la cantidad de basura que se genera y buscar alternativas menos contaminantes.
Entre julio y noviembre del 2018 se realizaron limpiezas cada fin de semana. En promedio participan alrededor de 10 voluntarios y se llenan entre tres y cuatro costales con residuos plásticos. Desde enero del 2019 las jornadas se llevan a cabo dos veces al mes. Este 30 de marzo se llenaron 12 costales con diferentes tipos de basura en 45 minutos.
Este sábado 30 de marzo del 2019, con el plogging en Quito se llenaron 12 costales con diferentes tipos de basura. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Una vez que se termina de limpiar se separa la basura por categorías: botellas, vasos, colillas de cigarrillo, botellas de vidrio, chicles, sorbetes, tarrinas y otros. Paulette Goyes, directora de investigación de PlastiCo Project, dice que si bien el reciclaje es una opción, no es una solución total al problema del plástico. “Funciona siempre y cuando esté limpio y en buen estado. Solo ahí puede ser lavado, triturado y clasificado”, destaca.
Por eso buscan la reducción de consumo de productos plásticos. “También por el largo proceso de degradación que tiene este material. Incluso degradándolo no quiere decir que va a desaparecer del ambiente. Se puede convertir en microplástico y eso llega también a las especies marinas, y a toda la cadena trófica”, dice Goyes. Finalmente estos contaminantes llegan a los seres humanos.
Finalmente buscan la responsabilidad de las empresas. Por ello están creando un mapa de las más contaminantes para presionar y motivar a que “se hagan cargo de su basura“.