Crecimiento urbano causa efectos en las ranas del sur de Ecuador

La Gastrotheca_cuencana fue hallada en el Azuay.

La Gastrotheca_cuencana fue hallada en el Azuay.

Gastrotheca yacuri se encuentra en el Parque Nacional Yacuri, en Loja. Fotos: cortesía Luis Coloma

El sur del Ecuador es considerado una zona de importancia para la conservación de las ranas marsupiales. En este mes, una publicación describe a cuatro nuevos anfibios que habitan en esta región. Este estudio también demuestra los riesgos que enfrentan este tipo de ranas ante la urbanización y la pérdida de hábitat.

En toda la zona del neotrópico, donde habitan estos anfibios, el 44% se encuentra altamente amenazado. En Ecuador, existen 20 especies de ranas marsupiales. De estas, 10 están en los Andes del sur de Ecuador y nueve de ellas están consideradas como amenazadas de extinción.

Sofía Carvajal Endara, autora principal de la publicación y estudiante de doctorado en la Universidad de McGill en Canadá, explica que las ranas marsupiales se dividen en dos grupos: las bifásicas y las monofásicas. En el caso de las primeras, las hembras tienen una bolsa en su espalda donde mantienen a sus crías hasta que se convierten en renacuajos, que son liberados en el agua para continuar con su desarrollo. Las monofásicas, por otro lado, mantienen a las crías en su espalda hasta que salen las nuevas ranas totalmente formadas y completas.

Estas últimas son las más vulnerables de este grupo. No se ha vuelto a ver a varias de estas especies desde los años 80. En los Andes del sur de Ecuador, solo dos de las 10 especies son monofásicas. Incluso, ninguna de las cuatro recién descritas pertenece a esta categoría. Carvajal explica que uno de los primeros pasos para proteger a estos animales es identificar cómo van cambiando sus poblaciones.

En el caso de las cuatro especies descritas en la provincia del Azuay y Loja, tres de estas ya están consideradas como “en peligro” y una está catalogada como “datos insuficientes”.

La Gastrotheca_cuencana fue hallada en el Azuay.

Estas nuevas especies descritas son: rana marsupial cuencana, rana marsupial de Yacuri, rana marsupial de Elicio y rana marsupial de Turner. Estos animales han habitado los Andes ecuatorianos desde hace millones de años y numerosos aspectos de su evolución, genética, morfología, renacuajos, cantos, ecología e historia natural son develados por primera vez.

Luis Coloma, director del Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios de la Fundación Otonga, explica que algunas de estas especies ya fueron halladas en los años 80, pero se empezó a hacer un proceso de revisión desde el año 2009. Al hacer los análisis moleculares, pudieron evidenciar que existían diferencias genéticas. Los investigadores se dieron cuenta de que se trataba de nuevos grupos de ranas, como en el caso de la marsupial cuencana.
Antes se creía que sus ejemplares pertenecían a otra especie que tiene características morfológicas similares.

En el caso de la rana marsupial de Yacuri y rana marsupial de Turner, sabían que eran nuevos tipos de especies, pero les llevó más tiempo recolectar los datos y los suficientes especímenes para describirlos. Estos animales habían sido colectados hace varios años, pero necesitaban más información para poder hacer la publicación científica.

Coloma dice que el crecimiento urbano, la destrucción del hábitat, la fragmentación de sus ecosistemas, la agricultura, la contaminación, las enfermedades y el cambio climático tienen a las ranas marsupiales del sur del Ecuador bajo amenaza. En esta zona, al menos cinco especies están en grave peligro de extinción.

Gastrotheca turnerorum está en tres parques nacionales.

La situación de la marsupial cuencana y marsupial de Elicio es la que más preocupa a los investigadores, ya que están en pequeñas áreas verdes dentro de las zonas urbanas. Esto hace que estén más expuestas a la presión de los humanos.

El investigador dice que deben haber pozas en algunas partes de las ciudades para que estos anfibios puedan sobrevivir. En Cuenca, se está llevando a cabo un proyecto para la conservación de la biodiversidad urbana. Allí han construido estanques dirigidos a las ranas. Si no existen estos espacios con agua, explica Coloma, se las condena a desaparecer.

Los autores del estudio dicen que en las áreas urbanas su conservación podría ser mejorada con una normativa que proteja pozas y ciénegas naturales y que fomente la construcción de lagunas y estanques en los parques y áreas verdes de la ciudad. Estas pozas deberían estar rodeadas de vegetación y plantas nativas, que les sirven de refugio y atraen su alimento.

En Quito
En el Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios de la Fundación Otonga se están llevando a cabo ensayos para la futura liberación de ejemplares de Gastrotheca riobambae y Gastrotheca pseustes, que han sido reproducidas en este centro. Coloma explica que la presencia de la Gastrotheca riobambae era común en Quito hasta los 70, pero ahora no es fácil verlas.

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