Los conocimientos ancestrales que guardan los indígenas del sur del país respecto a la flora de los bosques primarios es esencial para la preservación de estas zonas.
Unos 15 delegados del Programa Mundial de Alimentos (PMA), de Ecuador; Yanapai, de Perú; y Vecinos Mundiales, de Bolivia, participan en un taller de proyectos sobre nutrición.
Desde que comenzó con sus estudios, Yolanda Terán Maigua quería convertirse en un puente entre la academia de científicos y los pueblos indígenas. Su camino no ha sido fácil. Solo un 2% de las mujeres indígenas en América Latina completan una educación superior y un porcentaje aún menor alcanzan los estudios de doctorado, con los que ahora ella cuenta.
El decimocuarto festival de danza y música afro, que se realizó durante el feriado de Carnaval, motivó a los gestores culturales de Esmeraldas a hacer un intercambio cultural con otras agrupaciones de ese género en otros países.
Los indígenas que llegaron desde los cantones Mejía y Rumiñahui (Pichincha) tomaron la iniciativa de compartir sus alimentos tradicionales en una ceremonia para servir la comida a los anfitriones.
Para el docente e investigador Alfredo Lozano, la innovación de la enseñanza superior es una necesidad urgente y en la que los saberes ancestrales de los pueblos y nacionalidades podrían convertirse en la principal fuente de creación de nuevo conocimiento. Una iniciativa que empieza a tomar forma a través de la Comunidad Epistémica de Saberes Ancestrales, que opera en la Universidad Central del Ecuador (UCE) y en la que Lozano participa como coordinador.
Un día antes de realizar el ritual de la ceremonia andina del Kuya Raymi (Fiesta de la siembra o de la fertilidad), el yachak (sabio en español) Rufino Masaquiza se llenó de buenas vibras.
Los alcances tecnológicos de distintos períodos de las culturas ancestrales del Ecuador, desde objetos en hueso o en piedra hasta fina orfebrería, hacen parte de la muestra temporal ‘Nuestra herencia del pasado’. Tras cuatro años de cierre, la exposición reabrió el pasado 6 de julio el Museo de Arte Precolombino Carlos Zevallos Menéndez de la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas.
Entona el bombo y el pingullo como si fuera todo un experto. Leonardo Chipantiza, de 9 años, sigue el ritmo que le señala su maestro, Segundo Mashqui, quien a sus 75 años está considerado entre los últimos tamboneros y pingulleros de la comunidad Chibuleo de la parroquia Juan Benigno Vela, en Tungurahua.
Joaquín Masaquiza mira cómo su madre, Virginia Chiliquinga, una de las yachaks del pueblo Salasaka, realiza el ritual de sanación usando hierbas, puro (trago), flores, pétalos y una vela encendida. El niño, de 7 años, aprende de su progenitora para ponerlos en práctica.
Historias como el origen del Curiquingue, las ceremonias rituales del Catequil, los secretos sobre las máscaras de los diablos de Píllaro, que han pasado de generación en generación en forma de relatos orales, podrán perdurar en el tiempo en una serie de cortometrajes animados.
Caluquí es uno de los miradores naturales del lago San Pablo. Desde esta comuna kichwa, ubicada a 2 884 metros de altura, se divisa el cielo celeste que se refleja en el agua del complejo lacustre, a los pies de 'Taita’ Imbabura, el volcán sagrado de los indígenas.
Gladys Quiñaluisa aún recuerda cuando en su juventud el tren salía desde Ibarra, en Imbabura, rumbo al caluroso puerto de San Lorenzo, en el norte de Esmeraldas.
Parques, jardines y bosques son algunos de los escenarios en los que cerca de 20 jóvenes y adultos aprenden sobre los ‘poderes’ de plantas como la chilca, el eneldo o la manzanilla, utilizadas por nuestros antepasados para calmar un sinnúmero de dolencias y para alejar las malas energías.
Música, flores, plantas medicinales, atuendos tradicionales de varios países y un ambiente ceremonial son parte de la celebración que, desde las 09:30, de este sábado 19 de marzo del 2016, se lleva acabo en la cima de El Panecillo, en el Centro de Quito. Allí se lleva a cabo la Segunda Cumbre Internacional de Saberes Ancestrales.
Las técnicas curativas de la cultura Puruhá y la ciencia moderna se fusionan en las aulas del Instituto Misael Acosta Solís, en Riobamba.
Fue la primera vez que ocurría en Manta. La representación de 14 saberes ancestrales de Manabí fue admirada por 2 000 personas. Todo fue posible en el marco de la murga desarrollada por la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), que el 13 de noviembre cumplió 30 años.
En la casa de Armando Trujillo se habla cha’apalachi, lengua originaria del pueblo Chachi, mientras se está al interior de su casa de madera y caña. Su domicilio queda en el valle San Rafael, sur de la ciudad de Esmeraldas, donde hay unas 20 familias de esa etnia.
Como fichas de un rompecabezas aparecen sobre una mesa los pedazos de lo que alguna vez fue una vasija, figura o un instrumento tallado por un miembro de la cultura Manteña en la Costa ecuatoriana.
En los últimos dos años, varios miembros de las comunidades Sharam y Yuwints, asentadas en el Oriente ecuatoriano, han desarrollado una nueva forma de expresión basada en un lenguaje visual. Los resultados de ese trabajo se exponen en la muestra ‘Imágenes y signos del Oriente’ hasta mediados de septiembre en la Asociación Humboldt, en Quito.