El desfile fue una clase de historia, en vivo, sobre los saberes ancestrales de Manabí. Patricio Ramos/El Comercio
Fue la primera vez que ocurría en Manta. La representación de 14 saberes ancestrales de Manabí fue admirada por
2 000 personas. Todo fue posible en el marco de la murga desarrollada por la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), que el 13 de noviembre cumplió 30 años.
El Departamento de Cultura del centro de estudios superiores fue el encargado de plasmar en realidad la idea. El actor Carlos Quinto formó parte de la organización. “Siempre estamos hablando de interculturalidad, lo hacemos a veces por separado, casi dispersos todos los colectivos culturales, fue la oportunidad de tener en un solo evento a 14 saberes ancestrales manabitas”, reseña.
En 16 plataformas que fueron movilizadas, cada una por un cabezal de tráiler, los estudiantes de varias unidades académicas trabajaron para dar forma al paseo. Fue por la noche, cuando la frescura del ambiente se conjuga con la brisa que llega desde el mar.
Una por una las carrozas alineadas emprendieron su recorrido desde el campus de la Uleam, en la vía a San Mateo, hacia el centro de la urbe, en plena calle 13. Allá llegaron los habitantes desde varios sectores de la ciudad para mirar, recordar y en algunos casos conocer sobre estos saberes.
La vivienda, los utensilios de cocina, el horno, frutas, granos, semillas, vestimenta, el montuvio, el cholo pescador, el mar, la tierra, la danza, el tejido de paja toquilla, la silla en forma de U -objeto que identifica a la cultura manteña-, entre otros, fueron los saberes agrupados y mostrados al público.
Los estudiantes de la Facultad de Gestión, Desarrollo y Secretariado Ejecutivo dejaron volar la imaginación y representaron la cotidianidad del montuvio. Bajo una ramada de caña guadúa y cubierta de cade (hoja de palma de tagua) estaba el montuvio con su familia. Unos rememoraban como se utilizaba el mortero de piedra para elaborar la harina de maíz, otros colgaban racimos de plátano junto a la zona de la cocina, había quienes llevaban el agua en dos recipientes unidos por un pedazo de madera que colgaba sobre los hombros.
La casa de caña guadúa en cuerpo entero fue obra de los alumnos de la Facultad de Arquitectura. La guadúa fue el elemento ancestral de la campiña manabita que resaltó en la propuesta. Con asientos exteriores, jardineras, horno de cocina, escalera y hasta utensilios llamó la atención del público. Javier Quijije, estudiante de arquitectura, comentó que la idea siempre fue resaltar a la guadúa como un producto ancestral e intercultural que está presente en cada rincón de Manabí.
La cotidianidad del cholo pescador también estuvo presente.
Estampas donde los productos que el mar entrega a diario identificaron a los habitantes del puerto manabita. Réplicas en espumaflex de pescados como el dorado, el atún y el picudo resaltaban sobre los carros alegóricos.
La docente de la Uleam, Elena Arias, resaltó el esfuerzo de estudiantes y profesores. “Mucha gente -afirma- a veces no sabe valorar la riqueza cultural que tenemos. Este desfile nos hace recordar que somos una provincia y un país de abundante interculturalidad”.
Uno de los aspectos actuales pero con mucha historia fue la presencia de la chiva, aquel medio de transporte con carrocería de madera y sin ventanas donde el montuvio transporta sus animales, los productos agrícolas y hasta sus mascotas, mientras se moviliza de un lugar a otro en las zonas rurales de la provincia.