Las integrantes de la organización Nueva Coccinelle no quieren morir sin que el Estado ecuatoriano repare los crímenes de lesa humanidad que denunciaron y de los que son sobrevivientes.
Shantal Gisell Robelo Paucar es una transfemenina de 30 años. Desde los 20 dejó su casa en El Oro. "Me aventuré, decidí salir hacia Quito porque tenía la intención de poder ser yo, sin esconder mi identidad", admite y recuerda que meses después su padre la localizó, la llamó y ella a la distancia le confesó que no era un hombre, entonces le contó su condición. Y sintió el rechazo cuando su padre le colgó el teléfono.
"Que son hombres vestidos de mujer o de ser el caso, mujeres disfrazadas de hombre". Eso escuchan las personas trans en espacios públicos, comenta Lorena Bonilla, de la Fundación Amor y Fortaleza, para padres de niños, adolescentes y jóvenes transgénero.