Shantal Robelo habla de la discriminación a personas transgénero y pide respeto en el Día de la Visibilidad Trans. Foto: Cortesía
Shantal Gisell Robelo Paucar es una transfemenina de 30 años. Desde los 20 dejó su casa en El Oro. “Me aventuré, decidí salir hacia Quito porque tenía la intención de poder ser yo, sin esconder mi identidad”, admite y recuerda que meses después su padre la localizó, la llamó y ella a la distancia le confesó que no era un hombre, entonces le contó su condición. Y sintió el rechazo cuando su padre le colgó el teléfono.
Seis años después, gracias a su hermana menor, Evelyn, pudo acercarse a su familia. Ella en este 31 de marzo del 2021, Día de la visibilidad transgénero, pide a padres y parientes de personas transgénero respetar la identidad de los suyos, no sacarlos de sus viviendas, no hacerlos a un lado.
Ella, asegura, tuvo la suerte de contar con su hermana, que le dio un lugar en su hogar y le apoyó para que estudie. Y de ese modo no se perdió en “vicios”. “Muchas transfemeninas tienen que prostituirse, no les dan opciones, no se han educado y si tienen títulos, no les dan la oportunidad de trabajar. Yo he buscado empleo en clínicas y en farmacias, para desempeñarme como enfermera; soy licenciada en enfermería, pero no me han contratado”.
Desde el 2009, gracias al impulso de la activista transgénero Rachel Crandall se conmemora el Día de la Visibilidad Trans cada 31 de marzo. El objetivo es detener la discriminación contra esta población, los crímenes de odio, además sensibilizar a la ciudadanía sobre sus derechos de travestis, transgénero y transexuales.
“Papi yo no quiero volver allá (El Oro). Voy a ser la vergüenza de su familia. Por eso me alejé, para estar en mi mundo”, le dijo Shantal, quien además es cantante de baladas y de ritmos que hizo populares Sharon ‘La Hechicera’, según cuenta. No olvida la reacción, la indiferencia, pero entiende que era algo muy duro para su familia.
Luego de seis años sin ningún contacto con sus padres, su hermana Evelyn, cabo de Policía, hizo el enlace para que se reencontraran. Shantel dice que ellos no la aceptaban y le pidieron tratarse con un psicólogo. “Yo sí necesitaba apoyo de ese tipo y acepté. No lograron convencerme de que no era transfemenina. El mismo psicólogo les ayudó a ser conscientes de que no podían luchar contra mi identidad”.
Desde que Shantal tenía seis años le gustaba la ropa de mujer. Relata que de niña se ponía los zapatos de tacón de su mamá y algunos vestidos. Pero a escondidas.
“Mis papás son reservados. Yo tenía miedo de que me encontraran. Incluso sentía temor de que alguien me hiciera daño por mi orientación. Ahora que la comunidad trans es más visible aceptan más, como que todo es más abierto. Siento que me comprenden y como fui reina acá en El Oro y ven mis presentaciones en lugares como la Prefectura, se sienten orgullosos. Soy una mujer, trabajo, tengo mi propio departamento, soy seria; en la universidad preferí ser amiga de compañeras mujeres para no tener malos entendidos con hombres, que puedan pensar que les coqueteo. Me gano la vida como peluquera”, señala.
“En este 31 de marzo agradezco a mi familia, en especial a mi hermana, pero también a Titi Flores, una activista trans que conocí en una peluquería en Quito. Ella me enseñó todo, me ayudó cuando tenía solo 20 años. También me mostró el brillo de la ciudad, del espectáculo. A entender mi identidad también, por eso la considero una segunda madre”, anota Shantal, quien reitera que es importante que los padres acepten a sus hijos como son. “Para nosotros es muy difícil enfrentar la vida, con toda la discriminación. Ellos son fundamentales”.