El uso de generadores eléctricos puede provocar problemas respiratorios en las personas.
Un video que se viralizó en redes sociales este jueves 10 de junio del 2021 abrió nuevamente el debate sobre el ruido que generan camiones repartidores en barrios residenciales de Quito.
El intenso sonido de la bocina, el rugir de los motores, los gritos de los vendedores y controladores de buses se suman al murmullo constante de la gente que a diario camina por el sector de El Recreo, un transitado lugar ubicado en el sur de Quito.
La contaminación auditiva es un enemigo que la gente no toma en cuenta, a pesar de los estragos que puede causar en la salud.
Caminar por las calles de las ciudades puede convertirse en una experiencia ensordecedora. La música a todo volumen proveniente de los negocios, el sonido de las bocinas y el ruido de los motores son parte de la contaminación auditiva que afecta a la salud de los humanos y del ambiente.
Un proyecto en Nueva York podría reducir los niveles de ruido que deterioran la calidad de vida de sus habitantes, aunque ellos ya se hayan acostumbrado. Video: AFP
La Mariscal y el Centro Histórico son las dos zonas en Quito que ya cuentan con un mapa de ruido. La mañana de este martes 30 de mayo del 2017, la Universidad de las Américas (UDLA) entregó a la Secretaría del Ambiente los indicadores de contaminación auditiva registrados en ambos sitios.
El sonido de los motores, las llantas, el uso excesivo del pito, los gritos de los comerciantes y la música en alto parlante que proviene de los negocios son parte de la mayor contaminación acústica que se genera en las calles del país.
Como cada año, el ruido es el protagonista de una manifestación que pretende disminuir la contaminación auditiva que sufren las ciudades.
Un grupo de científicos españoles del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), en el noreste de España, participará en la expedición Ocean Mapping para medir el impacto sonoro de los mares.
No usa armas de fuego, cuchillos ni golpes. No le hace falta. La violencia en la ciudad tiene lenguaje propio. Centra su agresividad en las paredes colmadas de publicidad y rayas que aturden, en veredas ocupadas por ventas y basura que usurpan el espacio de los peatones, en los gestos obscenos de conductores, en los ruidos que ofuscan.
El sonido de los motores de buses, automóviles y motocicletas pasa inadvertido entre los peatones que caminan por las calles de Quito. Ya nadie se tapa los oídos, pues el ruido del tránsito se ha vuelto cotidiano en la capital.
Al caminar por las estrechas calles del Centro Histórico de Quito, el sonido de los pitos de los carros se mezcla con la voz de los vendedores ambulantes y la música que emite uno que otro parlante instalado en las puertas de los locales comerciales que hay en la zona.
El uso excesivo del claxon, los altoparlantes de los almacenes, los altavoces móviles. Además, el intenso comercio y el rugir de los motores de los 25 000 vehículos que circulan a diario por las calles y avenidas, convierten a Riobamba en una ciudad ruidosa. Un muestreo aleatorio efectuado por el Centro de Servicio Técnico y Transferencia Tecnológica Ambiental (Cesta) de la Escuela Politécnica de Chimborazo (Espoch) así lo demuestra. El miércoles 20 de noviembre, los especialistas Álex Andrade y Luis Sáenz instalaron los sonómetros en dos sitios concurridos de la capital de Chimborazo. La primera fue en las calles Primera Constituyente y García Moreno y la segunda en la Olmedo y Colón, en el centro riobambeño. Los equipos detectaron que el sonido oscilaba entre los 68,3 y 83,3 decibeles, es decir, sobrepasaba lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es 65 para las zonas consideradas como residenciales mixtas (sitios de vivienda y de comercio). “Los valores regis
Si el valor máximo permisible de ruido en horario diurno es de 65 decibeles, Ambato está en el límite, entre 60 y 63 decibeles. Esta es la conclusión a la que llega un estudio desarrollado por la Escuela de Ingeniería Química de la Universidad Central del Ecuador. Según el análisis, en el día, el 84% de ruido de la ciudad proviene del tránsito urbano, el 8% es de origen industrial, el 4% está en la construcción y el restante 4% es ruido sin especificar su origen. La investigación generó que el Municipio ambateño iniciara una campaña contra el ruido.
Un estudio sobre el ruido realizado en 30 puntos del centro de la capital azuaya determinó que el 90% de las zonas estudiadas soporta niveles superiores a 65 decibeles, que es el indicador aceptado por la organización Mundial de la Salud (OMS). La principal fuente de contaminación es el tránsito vehicular.
Un ejército de santos y ángeles está firme, en una vieja vitrina de vidrio. Son soldados de yeso que protegen el negocio de María del Carmen Pérez. En este local de artículos religiosos se respira una paz intermitente, que huye cuando el semáforo cambia a verde.
No es otra cosa que el exceso de ruido que alteran las condiciones normales del ambiente. Los especialistas de la materia saben que, comparativamente hablando, el ruido es tan nocivo como el anhídrido carbónico. Si bien el ruido no se acumula, puede ser causante de irreparables daños fisiológicos y psicológicos en los seres humanos.