Los científicos señalan que esta proliferación se explica en parte por el fenómeno oceánico El Niño. Foto referencial: Wikicommons
En California, una aleta de tiburón que se mueve en la superficie del agua ya no es solamente una reminiscencia del filme ‘Tiburón‘: la presencia frente a las costas de Los Angeles de esos predadores alcanza un nivel récord en 30 años.
Pero ya no solamente los tiburones surcan las aguas cerca de las playas californianas. Desde la célebre playa Malibu se pueden divisar delfines a unos metros de la costa y el número de ballenas que pasan se cuadruplicó.
Además, han proliferado las especies tropicales: “Yo nunca había escuchado hablar de delfines azules en el norte de California”, relata Elliott Hazen, de la Agencia estadounidense oceánica y atmosférica (NOAA) .
Esta oleada animal provoca algunos encuentros infortunados con los humanos: a fines de mayo, una nadadora fue gravemente herida por un tiburón cerca de Los Angeles. El servicio de guardavidas usa ahora drones para controlar el pasaje de estos enormes peces de acerados dientes cuya presencia provocó varios cierres de playas en la región, aunque también la afluencia de numerosos turistas y amantes de la naturaleza.
“La industria de los avistamientos de ballenas está en pleno boom”, al igual que las excursiones para la pesca del “marlin” (pez aguja) , se congratula Hazen.
El Niño
Los científicos señalan que esta proliferación se explica en parte por el fenómeno oceánico El Niño, una expansión de aguas cálidas que surge cerca de Navidad a lo largo de las costas de Perú y Ecuador, que provoca un alza de la temperatura de las corrientes orientadas hacia el norte del Pacífico.
Durante los dos últimos años, El Niño ha sido tan fuerte que se hizo sentir hasta en el Atlántico: En Nueva York, en Carolina del Sur y Florida, en la costa este estadounidense, los tiburones también están presentes y periódicamente se reportan bañistas heridos.
“El Niño ha modificado las rutas de migración de los tiburones blancos bebés”, explicó Chris Lowe, del laboratorio de tiburones de la universidad de California en Long Beach. Estas crías predadoras se instalan frente a California, en lugar de emigrar hacia México, dado que encuentran presas a elección: delfines, lobos de mar, cangrejos, etc.
Las ballenas, que normalmente viajan también desde Alaska hacia el hemisferio sur, se estacionan durante meses en el Pacífico norte, porque “encuentran allí cantidad de anchoas”, destaca Hazen.
Cadena alimentaria reconstituida
Además de los fenómenos relacionados con el clima, la afluencia de animales cerca de las costas se explica también por las medidas de protección de las especies en riesgo de desaparición adoptadas en las últimas décadas y que ahora dan sus frutos, principalmente para los lobos de mar y los delfines.
“Hasta 1994 se podía pescar tiburones, se vendían en los mercados, particularmente los bebés”, recuerda Lowe. En consecuencia, la presencia de estos animales en las playas podría prolongarse.
Cuando se acaba de estrenar un nuevo filme de un tiburón asesino, ‘The Shallows‘, que de seguro agrega una cierta dosis de angustia, ¿hay que tener miedo al meter el pie en el Pacífico?
Lowe señala que “el porcentaje de ataques per cápita está en baja”, aunque “cada vez hay más gente que se baña en el mar, alejándose de la orilla, en un comportamiento arriesgado”, practicando surf o surf de remo, entre otras actividades náuticas.
“Hay muchas más posibilidades de morir en un accidente de automóvil que siendo atacado por un tiburón en una playa”, tranquiliza.