El Grupo EL COMERCIO plantea, desde la comunicación, una respuesta para construir juntos la escuela-red, de cara al futuro, mediante una propuesta de reflexión-acción-transformación y políticas educativas públicas de largo plazo.
En el siglo XX, el Grupo EL COMERCIO realizó importantes contribuciones al mejoramiento de la educación ecuatoriana. Vale la pena recordar: El programa de alfabetización, con la Unión Nacional de Periodistas; la producción y distribución de libros, separatas y suplementos sobre temas sociales, culturales, escolares y literarios; las revistas EducAcción y Familia, el proyecto EL COMERCIO va a las Aulas, Últimas en la Educación; Ultimitas, el primer Concurso Nacional de Ortografía, y Prensa-Escuela con el auspicio de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), entre otros.
En este recorrido ha habido aprendizajes y aportes, que ayudaron a que el Ecuador progrese, y acompañe las estrategias de mejoramiento de la calidad más allá de los gobiernos de turno. En el siglo XXI, los nuevos retos son para la escuela como institución, así como para el docente y la pedagogía con un objetivo central: Formar una sociedad educadora.
El proyecto Escuela 2030 se propone investigar y publicar los procesos de cambio escolar, de preferencia en los ámbitos del currículo, las metodologías y la evaluación, y de la nueva escuela que se está gestando con las tecnologías de información y comunicación; crear sistemas de educación crítica en las redes sociales, orientados a la prevención de riesgos, al desarrollo de la meta cognición, con el apoyo de las neurociencias aplicadas a la lectura, la enseñanza y los aprendizajes; y, promover el periodismo educativo en las redes sociales, para formar nuevos lectores con la participación activa de docentes, padres de familia y estudiantes, sobre la base de plantear y ejecutar -con el sector público, privado y no gubernamental- nuevas estrategias para transformar las escuelas, en los escenarios del siglo XXI.
El proyecto Escuela 2030 se inscribe en los siguientes principios: la calidad, la inclusión y equidad de género, la cobertura, la gobernanza (participación de la sociedad civil), la gestión educativa, la conectividad universal, las redes sociales, la formación inicial y continua de los docentes; el uso apropiado de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), y la interculturalidad.
Las escuelas creativas: Ken Robinson
Sir Ken Robinson, educador, escritor y conferencista británico, calificado como el mejor profesor del mundo, visitó el Ecuador. Sus dos obras –“Las escuelas creativas” y “El elemento”- son íconos que reflejan su pensamiento considerado revolucionario, para quien “la imaginación es la fuente de todo logro humano”. Su mensaje es sencillo: la alternativa frente a sistemas educativos rígidos, burocráticos y demasiado formales es volver a la naturaleza de los niños y sus talentos. “Los niños tienen capacidades de aprendizaje, y los gobiernos tienden a devaluar esos talentos mediante la estandarización de todo el sistema, al controlar todo, penalizarlo y normalizarlo. El resultado es obvio: la indiferencia y el conformismo. Y así no cambia la educación”.
Cambios radicales en las escuelas
“Tenemos que ser más creativos, más innovadores. Pensar en el ecosistema. Es duro decir, pero hemos creado escuelas antagonistas al aprendizaje. La estructura ha matado la misión de educar”, afirma Ken Robinson, porque la escuela actual se parece a una fábrica del siglo XX. Este tipo de educación cumple ciclos, prioriza los resultados y prepara “productos” donde el estudiante es receptor pasivo de información, y en consecuencia el control ha matado al aprendizaje. No hay alternativas. O transformamos la escuela o seguiremos haciendo lo mismo: escuela de mediocridades. La reforma universitaria -que forma profesores- es una estrategia clave para asegurar una educación inicial y continua de los docentes, mediante políticas de Estado y no gobierno.
La situación de los profesores
Los profesores –formados en el currículo del siglo XX- transmiten conocimientos obsoletos, porque los conocimientos previos que traen los estudiantes son más avanzados que los que “dicta” el docente, y la profesión docente se disuelve en una vorágine de contenidos que están en los textos oficiales, que parecen fósiles, porque no resisten ante la gigantesca “avalancha informativa” que circula por las redes. Revertir con investigación y pasión, con ciencia y conciencia -como dice Edgar Morin-, antes que capitular ante el estatus quo -caracterizado por el “vacío ético” y las desigualdades abrumadoras- es un desafío del profesor del tercer milenio. Los cambios en el sistema educativo y en la mentalidad de todos los maestros son inapelables y urgentes.
La escuela del futuro
La escuela tiene que reinventarse mediante la articulación con la economía (la producción de conocimientos); con la cultura (el respeto a la diversidad); con la sociedad (la ciudadanía y el ambiente); y con cada persona en particular (su proyecto de vida). La nueva escuela debe partir de la inteligencia artificial, la robótica, la Internet de las cosas y las nuevas profesiones: los vigilantes on line, los conductores de drones y los brokers personales. El “elemento” de inflexión –aplicación de estas ideas- es responder con creatividad e innovación. La verdadera educación debe convertirse en competencias. Es urgente recuperar el arte, la música, la filosofía, la danza, el teatro, el dibujo, la oratoria y el juego, porque “si normatizamos la educación matamos el cambio”.
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