Sebastián Mantilla B.
Vuelve el fenómeno de El Niño
El fenómeno climático de El Niño es una realidad. Así lo ha corroborado en estos días la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Por primera vez en siete años se ha detectado el calentamiento del océano Pacífico, lo cual provocará aumento de las temperaturas y alteraciones meteorológicas en los próximos meses. Aunque se espera que la llegada de El Niño se de con fuerza en el último semestre de 2023, sus efectos se sentirán hasta junio de 2024.
El Ecuador ha tenido en dos oportunidades la afectación de El Niño de manera severa: 1982 y 1997. Esto se caracterizó por lluvias excesivas en la costa y sequía aguda en las zonas de la sierra. A más de la pérdida de vidas humanas, los daños en infraestructuras (vías, puentes, etc), viviendas, cultivos, etc., fueron significativos. La economía ecuatoriana en esas dos ocasiones tuvo un colapso. No se diga lo que puede sucedió con el aumento de enfermedades, como las relacionadas con la contaminación del agua (cólera).
Reportes recientes del INOCAR mencionan similitudes al fenómeno ocurrido en el periodo 1997-1998. Sin embargo, no se observa de parte de las autoridades de los distintos niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal) acciones tendientes a prevenir y reducir el impacto de este fenómeno natural.
Frente a ello, los expertos recomiendan lo siguiente: Primero, dimensionar la magnitud de los riesgos de desastres; Segundo, mejorar la gestión del riesgo desde el punto de vista institucional para poder actuar con eficacia a nivel de prevención, mitigación, preparación, respuesta, recuperación y rehabilitación; Tercero, actuar a tiempo a través de inversiones públicas y privadas para aumentar la resiliencia económica, social, sanitaria y cultural de las poblaciones, y; Cuarto, contar con Sistemas de Alerta Temprana y Planes de Operaciones de Emergencia para mejorar así la capacidad de respuesta, recuperación, rehabilitación y reconstrucción.
Estamos en pañales. Y, frente a la irresponsabilidad de las autoridades, nos queda solamente rezar de que para el Niño no se ensañe con nuestro país.