‘Amén: Francisco responde’, documental dirigido por el Jordi Évole, se basa en la conversación de ocho jóvenes hispanoamericanos con el Papa. Llama la atención la apertura del Pontífice a diversas cuestiones polémicas, hasta que una joven consulta sobre la posibilidad de que una mujer llegue a ocupar su cargo, a lo que Francisco se opone enfáticamente.
El Papa asegura que es imposible porque así lo determina el dogma de la Iglesia y que, es más, pensar en que una mujer asuma el papado va en contra de su condición femenina. Esta afirmación hace parte de la tradición del catolicismo que desde su nacimiento marcó a los hombres como los únicos autorizados a acceder al sacerdocio y al latín, es decir, al poder y el saber espiritual, como ha señalado la historiadora Michelle Perrot.
De hecho, la postura del Papa actual no difiere de la que en 1908 tuviera Pío X, cuando fue consultado sobre el hecho de que las mujeres ejercieran profesiones liberales. Su respuesta fue ‘es muy justo que las mujeres se liberen del pesado yugo con que la sociedad las abruma hace muchos siglos. Es muy bueno que traten de crearse medios de subsistencia: ellas pueden estudiar todo, excepto Teología.’
El dogma al que se refiere Francisco es la vinculación que realizó San Pablo entre el marido-Jesucristo y la esposa-Iglesia, que dio forma a la concepción cristiana del matrimonio en el siglo XII, usada luego, a mediados del siglo XIX, como clave discursiva de otro dogma: la Inmaculada Concepción de María, declarado en medio de la lucha contra el Estado laico.
Como se puede notar, los dogmas de la Iglesia no son atemporales, sino que cambian a lo largo del tiempo, de acuerdo al contexto y las circunstancias, por lo que cabe esperar que en el siglo XXI las religiones monoteístas incluyan modificaciones eclesiásticas que eliminen las desigualdades entre hombres y mujeres, para permitirles a ellas también participar del poder y saber espiritual, de gran valor para la subjetividad humana.