Twitter es una red social con más de 200 millones de usuarios. Genera, aproximadamente, 65 millones de mensajes al día, conocidos como “tweets”, cuya extensión no puede superar los 140 caracteres. El 4 de noviembre de 2009 aparece la versión en español de Twitter. El Presidente del Gobierno de España fue el primero en abrir su cuenta en esta red ni bien salió al público. Luego le siguieron algunos mandatarios de este continente.
Ante este novedoso y funcional instrumento tecnológico, ¿qué habrían escrito personajes mundiales que hicieron “camino al andar”? Obviamente que si lo hubieran tenido en su época, como hombres de cultura e inteligentes, habrían enviado mensajes a direcciones de ciertos jefes de Estado, no en tono de sarcasmo, sino muy en serio, con pensamientos profundos, acordes a la realidad de nuestra época. ¿Qué hubiera “puesto” en la red Eurípides?: “El rey debe tener presente tres cosas: que gobierna hombres; que debe gobernarlos según la ley; y, que no siempre gobernará”.
Voltaire habría “colgado” lo siguiente: “El último grado de la perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia”. Maquiavelo habría escrito “El desprecio de las leyes es el presagio más cierto de la decadencia de un gobierno…”. Hebberl hubiera redactado: “No tejáis a nadie una corona de laurel demasiado grande, o le caerá en torno del cuello como un cepo”.
En dos mensajes, ya que supera los 140 caracteres que permite el Twitter, Plutarco habría podido señalar: “Los privilegios de la ira son: no creer en los amigos; ser súbdito en los hechos; tener encendidas las mejillas; aprovecharse presto de las manos; tener desenfrenada la lengua; decir a cada palabra una malicia; enojarse por leves motivos; y, no admitir ninguna razón”.
Cuando el Mandatario calificó a la diplomacia como el conjunto de “momias cocteleras”, en Twitter podrían haberse enviado las siguientes ideas, más aún ahora que la diplomacia ecuatoriana, en el ámbito mundial, ha desaparecido por obra y gracia del emperador y su troupe de improvisados. Napoleón hubiera escrito que los funcionarios del servicio exterior deben ser “fuertes en el fondo y suaves en la forma… Hay que tomar todo en serio y nada a lo trágico”. El Embajador de España en París, en funciones allá por 1858, habría “twitteado”, refiriéndose a la diplomacia, así: “Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa”. Pero eso con diplomáticos de verdad, no como muchos con los que cuenta la Cancillería desde hace unos cuatro años, es decir, desde que se inauguró este gobierno
“Twittear” es una forma de oír cosas que podrían no ser del agrado de las autoridades, ya que no hay censura previa, ni limitación para expresar lo que el pueblo siente, y que al jefe del Estado “¡le da unas iras!”.