Fue el séptimo terremoto -y catastrófico, por supuesto- en la zona sudamericana y consta entre los 50 más intensos que se han registrado en lo que hoy es el Ecuador desde 1510.
En la historia de los sismos mayores del país constan los de Riobamba (1797), de Ibarra (1868), de Ambato (1949) y el del sábado 16 de abril del 2016, a las 6 y 58 de la tarde, que fue el “terremoto de…”.
Antes de responder, vamos a mencionar algunos detalles de los malditos terremotos antes mencionados. El cataclismo de Riobamba -1797, repetimos- consta no solo entre los mayores sino como el más tremebundo. Fue talvez el más mortífero, en una época en que no había mayor atención hospitalaria o médica para atender a los heridos y tampoco, claro, no funcionaban los rescatistas o algo parecido. Se habla de que, por lo menos, hubo 12 833 fallecidos.
Tan terrible fue el suceso que la ciudad Sultana de los Andes tuvo que cambiar de sitio.
En el terremoto de Ibarra -el 16 de agosto de 1887- “murieron unas veinte mil personas, cifra pavorosa para una pequeña nación como el Ecuador”, dice el historiador Eduardo Muñoz Borrero.
El presidente de la República era el doctor Javier Espinosa, quien pidió al expresidente Gabriel García Moreno que asumiera las funciones de jefe civil y militar de la provincia de Imbabura y afrontara las consecuencias de semejante catástrofe.
El futuro ‘gran tirano’ frisaba en los 47 años y asumió la tarea “con total entrega y capacidad, salvando vidas y haciendas, enfrentando el hambre y las enfermedades y dando comienzo a la reconstrucción moral y material, luego de la tremenda catástrofe”. Fue un hito para que volviera al poder.
Ambato sufrió destrucción y muerte con el terremoto del 5 de agosto de 1949 mientras Píllaro y Pelileo casi quedaron sepultadas. Por lo menos hubo 6 000 muertos y el presidente Galo Plaza Lasso y su ministro Sixto Durán Ballén encabezaron las jornadas de rescate y reconstrucción.
Por cierto, el resto del país y el mundo no vieron semejantes escenas.
Claro, no funcionaba entonces la televisión. El doctor Ernesto Miño, padre de los hermanos Miño Naranjo, organizó la Fiesta de las Flores y las Frutas y la joven Maruja Cobo fue la primera reina, dando por terminado el carnaval con agua.
Las poblaciones que más sufrieron el sábado 16 de abril fueron Pedernales y Manta con 175 fallecidos cada una y graves daños. Luego Portoviejo con 119, Canoa con 36, Jama con 21, Bahía de Caráquez con 10.
Pedernales fue el epicentro. Manabí tuvo miles de heridos. Lamentablemente, otras provincias -especialmente Guayas, Esmeraldas, Los Ríos- sufrieron también estragos. Pero no hay duda que ya consta como el “terremoto de Manabí”.
Lo cual, por cierto, no es ningún título de honor pero recoge una realidad histórica y una identificación.
Por lo demás, el triste suceso dejó en claro que la tierra manabita es una zona hermosa, con numerosas poblaciones, con sus hijos -los queridos manabitas- trabajadores y simpáticos. Alegres… hasta que tembló la tierra…