La noticia impactó. Rodrigo Paz, exalcalde de Quito, dirigente deportivo y próspero empresario había muerto. La larga vida de este personaje es el testimonio de los vaivenes, de las hondas penas y alegrías, llena de cumbres y abismos. De victorias y derrotas.
No es esta una derrota para Rodrigo Paz puesto que, como nos decía en Radio Quito Pablo Cuvi, autor de un delicioso libro, el milagro de la vida después de la vida de Rodrigo Paz es el libro.
En estas páginas está pintado de cuerpo entero. Libérrimo, desenfadado, sin pelos en la lengua, pasó por la vida y la política y fue empresario próspero con su actitud visionaria para vislumbrar lo que la mayoría no tenía la opción de descubrir ni sospechar.
La Casa Paz, en tiempos en que el cambio de monedas era indispensable, le dio a conocer. Fue promotor inmobiliario, fundó un banco sólido y se rodeó de excelentes profesionales y socios. Es de aquellos bancos que sobrevivieron a la dura crisis bancaria.
Yo recuerdo a Rodrigo Paz con su aspecto inconfundible en las canchas de indor fútbol en el viejo Quito Tenis. Tenía un equipo que le bautizaron como Von Rishky Dosh y jubaga con sus amigos.
Rodrigo era amigo de mi tío Pablo Ruiz Pérez, empresario y dirigente gremial, que siempre me relataba sus anécdotas a quien acompañó en alguna de las directivas de Liga Deportiva Universitaria en los años 60.
Jaime Roldós le propuso el ministerio de Finanzas. Osvaldo Hurtado, quien sabía de su trayectoria empresarial lo recomendó. El entonces Vicepresidente hizo una reunión en su casa de la ciudadela Mexterior, en el norte de Quito, donde Roldós conoció a este empresario que había mostrado sus simpatías por el binomio del cambio. El relato del expresidente Hurtado Larrea, ayer en Radio Quito, nos trajo buenos recuerdos. Así, le había costado trabajo a Hurtado convencerle que se afiliara a la Democracia Popular. Llegó el triunfo electoral y una brillante alcaldía que honra a la historia de Quito y se extraña en estos tiempos de desasosiego.
Con León Febres Cordero, que lo interpeló como ministro, Rodrigo Paz tuvo un gesto que el ex presidente y alcalde de Guayaquil valoraba. Le recomendó un equipo asesor para iniciar la transformación de Guayaquil.
Fue candidato presidencial y si bien se alejó d e la política activa siempre entregaba en sus entretenidas entrevistas sus conceptos particulares que mostraban sus lecturas y su intuición para sentir la vida nacional.
Paz tuvo deferencias con la prensa; mantuvo amistad con Alfonso Laso y Jorge Ribadeneira, abrió siempre sus puertas como lo hizo hace poco tiempo en una entrevista con este Diario que quedará para la historia.
Su entrega a LDU es un ejemplo y una guía. Para quienes le conocimos y admiramos en esa faceta su recuerdo es inolvidable. Por invitación de la directiva me cupo el honor de acompañarle cuando se develó su estatua en la fachada de la Casa Blanca, el Estadio ‘Rodrigo Paz Delgado’.
Rodrigo Paz, un ser de aquellos con los que se va toda una época.