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La revolución de los datos

Columnista invitada

La revolución digital, uno de los mayores cambios de paradigma a nivel global, impacta fuerte y transversalmente en todas las actividades de nuestras sociedades. Esto ha generado un crecimiento exponencial del volumen y del tipo de datos existentes, que son producidos a gran velocidad y en forma continua por personas, máquinas y sensores, por transacciones electrónicas y por el uso de Internet. En paralelo, existe hoy una mayor demanda por información cada vez más desagregada, actualizada y oportuna.

A las fuentes tradicionales de datos e indicadores –como los censos y las encuestas oficiales–, se han añadido otras, potenciadas por las TIC, el uso masivo de dispositivos móviles, el Internet de las cosas y la economía digital. Todo ello ha dado lugar a los denominados grandes datos (Big Data).

Big Data va más allá de los sistemas informáticos de acumulación de grandes volúmenes y nuevos tipos de datos. Es parte de un nuevo ecosistema digital. Su uso, mediante herramientas analíticas de datos estructurados y no estructurados, permite mejorar la toma de decisiones en áreas críticas del desarrollo, como atención de la salud, empleo, productividad, combate a la delincuencia, seguridad y manejo de los desastres naturales.

Debido a las crecientes demandas ciudadanas por mayor transparencia, acceso a la información y mecanismos efectivos de rendición de cuentas, se han desarrollado, además, múltiples iniciativas orientadas a la apertura de datos (open data). Estos fenómenos constituyen la llamada revolución de los datos, que es ya una realidad, no una alternativa.

Este nuevo paradigma replantea los equilibrios de poder por el surgimiento de nuevos actores que hacen un uso estratégico de los datos, y cuestiona las formas en que los actores públicos, el sector privado y la sociedad civil actúan, como señalamos en el informe Un mundo que cuenta, del Grupo de Expertos convocados por el Secretario General de la ONU.

Este año la ONU adoptará una nueva agenda de desarrollo para después de 2015, que contempla los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). ¿Cómo lograr que la revolución de los datos sea un vector de esta nueva agenda? Primero, debe ser un instrumento que cierre brechas tanto socioeconómicas como de accesibilidad a los recursos digitales. Segundo, debe hacerse eco de las voces y las poblaciones más desfavorecidas y marginadas.

Como también conlleva riesgos importantes en términos de privacidad, y de asegurar el anonimato de los datos en una forma agregada, es necesario contar con marcos normativos.Hasta ahora el sector privado ha liderado esta revolución gracias a su inversión en infraestructura y su habilidad para innovar y para generar, almacenar y procesar gran cantidad de nuevos datos.

A nivel social, urge dar más espacio a la ciudadanía empoderada para que siga contribuyendo a la generación de soluciones innovadoras a problemas sociales. Y los gobiernos, instituciones públicas y los sistemas nacionales de estadísticas oficiales no deben quedarse al margen.

Alicia Bárcena. Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).