Hagamos el esfuerzo de imaginarnos un mercado en donde se intercambia un bien sensible para el adecuado funcionamiento de una sociedad, por ejemplo: Los medicamentos. Generalmente, en estos mercados suele existir una intervención muy marcada por parte del Estado a través de sus gobiernos y las políticas que emanan de estos. Una de las políticas más comunes cuando se interviene en este tipo de mercado es la fijación de precios.
No pretendo en este momento hablar sobre los pros y contra de estas políticas, sino más bien recoger el hecho, de que esta política pública se da y con gran frecuencia en este tipo de mercados.
De forma similar, un hecho que también es igual de claro es que la fijación de precios por parte del Estado en cualquier sea el mercado o por cualquier sea la motivación, choca con el pensamiento de todo individuo que se conciba como liberal.
Ahora, hablemos de dolarización. Desde el punto de vista económico, cuando observamos el mercado de divisas de una economía dolarizada, no hay nada menos cierto que lo que ahí se establece es una política de tipo de cambio fijo. Es decir, una política de fijación de precios relativos en el mercado de divisas.
De hecho, es importante recordar que en el Ecuador esta medida surgió como un mecanismo de protección dentro de un mercado en donde los grandes jugadores que concentraban o demandaban dólares administraban su escasez para ampliar sus propios márgenes y renta. Todo esto, en detrimento del poder adquisitivo de la mayoría de los ecuatorianos. Es decir, la motivación de la dolarización se asentó fundamentalmente en la intervención estatal en un mercado tan sensible para la sociedad como lo era el mercado de divisas.
Pero si retomamos las dos líneas planteadas inicialmente: lo liberal vs. la dolarización, siendo lo último una fijación de precios y lo primero un pensamiento que no admite este tipo de políticas, ¿no les parece como que ambas se contradicen? Yo creo que sí.
Entonces, asumiendo que Uds. coinciden conmigo, la pregunta es: ¿Quién le dice esto a Milei?