Nemonte Nenquimo y Alexandra Narváez
Mujeres indígenas y líderes Waorani y A’iKofán
Hace siglos los conquistadores llegaban a nuestros territorios indígenas con sus armas y un documento, el “Requerimiento”, que leían en castellano (no entendíamos los pueblos indígenas). Parafraseando el documento: “Desde ahora quédense informados de que nosotros somos sus dueños; si nos aceptan pueden vivir en paz con nosotros, y si no, les vamos a hacer guerra.” Ese papel justificaba toda la cruel historia de la conquista que ustedes conocen.
Esta historia de la conquista sigue hoy en día. El gobierno y las empresas enmascaran sus conquistas (sean la extracción petrolera o minera) con procedimientos formales que no resultan tan lejanos del famoso “Requerimiento”. En el Ecuador lo que llaman “consulta previa” suele ser informarnos de forma confusa y engañosa lo que van a hacer en nuestros territorios. Si no estamos de acuerdo, otra vez nos hacen guerra.
Ustedes han de haber escuchado sobre nuestras luchas y victorias. En 2018 la guardia indígena de la comunidad A’i Kofán de Sinangoe encontró maquinaria pesada excavando en el río Aguarico, una de 52 concesiones mineras otorgadas por el gobierno. Aunque ese río es nuestra fuente de vida, el Estado mantuvo que jamás tenía que consultarnos. Pero la Corte Provincial de Sucumbíos, en una sentencia histórica, aclaró que como siempre hemos vivido ahí, obviamente tenemos que ser consultados.
En 2012 funcionarios del Estado aterrizaron en comunidades Waorani de Pastaza para enredarnos con una presentación rápida e imposible de entender sobre la licitación petrolera, más ofrecernos migajas (una escuelita por allí, una cancha por allá). Una hora más tarde contaban con su formalidad de “consulta”, la justificación para una nueva conquista extractivista. No importaba si estábamos de acuerdo o no. Pero los Waorani tenemos una larga historia defendiendo nuestros territorios. En julio del 2019 salimos de la Corte Provincial de Pastaza bailando y cantando al ganar nuestra demanda contra el Estado por haber violado nuestro derecho a la autodeterminación y la consulta previa. Logramos proteger 1 millón de hectáreas de territorio indígena contra una licitación petrolera de 16 bloques que hubiera dejado nuestra selva destruida.
Nuestros ancestros luchaban con lanzas. Hoy en día luchamos con documentos en la mano, escritos desde Montecristi y Ginebra que reconocen nuestro derecho al consentimiento previo, libre e informado y a la autodeterminación. Nuestros casos están frente a la Corte Constitucional del Ecuador. Tiene una oportunidad histórica para dejar claro que ni el gobierno ni las empresas pueden imponer sus proyectos en nuestros territorios sin nuestro consentimiento.
La Corte Constitucional debe convocar una audiencia pública ya. Su sentencia debe garantizar que Ecuador respeta nuestro derecho a decidir sobre el futuro de nuestros territorios y culturas. Es crítico para este país plurinacional – una señal que hemos dejado la conquista en el pasado. Eso es nuestro “Requerimiento.”