El principal promotor estadounidense de una propuesta para crear un organismo multilateral encargado de investigar denuncias de corrupción política cree que la idea es recibida con interés por la sociedad civil, los políticos e importantes líderes empresariales.
Se trata de Mark Lawrence Wolf, un juez federal de Estados Unidos que en julio propuso la idea de una Corte Internacional Anticorrupción (IACC, en inglés) en dos artículos, uno para The Washington Post y el otro para la Brookings Institution.
Desde entonces, dijo Wolf en una conferencia en el Congreso legislativo de su país, la propuesta ha experimentado “un avance destacable”.
“Por supuesto, hay desafíos en cuanto a refinar el concepto de una IACC”, dijo Wolf la semana pasada a un comité de la Cámara de Representantes. “Sin embargo, desde julio de 2014 se ha desarrollado un apoyo significativo para cumplir estos desafíos”, agregó.
Wolf dijo estar manteniendo reuniones con funcionarios de Estados Unidos y del Banco Mundial, y que el nuevo Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, ha convertido la propuesta de una IACC en una “prioridad personal”. Hussein fue clave en la creación de la Corte Penal Internacional (CPI), potencial modelo para el nuevo tribunal.
Esta semana, Wolf dialogó con representantes de grandes empresas mundiales.
“Las compañías estadounidenses generalmente quieren comportarse de modo ético, y además están muy disuadidas por la amenaza de juicios. Saben que se beneficiarán del campo de juego más equilibrado que brindará una IACC”, planteó.
El blanco es la “gran corrupción”, o sea el abuso del poder político para obtener ganancias personales. Este asunto es visto cada vez menos desde la perspectiva del robo y más desde la de los derechos humanos básicos.
“La conferencia de hoy busca fomentar la noción de que los esfuerzos por los derechos humanos y contra la corrupción son inseparables”, dijo James McGovern, congresista por el Partido Demócrata que presidió los debates del comité, en sus declaraciones de apertura.
“Actualmente falta una referencia a los derechos humanos en los compromisos internacionales anticorrupción y, a la inversa, falta una referencia a la corrupción en los instrumentos internacionales de derechos humanos”, agregó.
La gran corrupción se devora actualmente más de cinco por ciento del producto interno bruto mundial.
Según estimaciones citadas por Wolf, los flujos financieros ilícitos que salen de países en desarrollo son 10 veces más grandes que la ayuda que esos países reciben del exterior, y esto tiene consecuencias humanas directas.
IPS