Sobre el acuerdo multipartes

Fue ya suscrito oficialmente el Protocolo de Adhesión de Ecuador al Acuerdo Multipartes, para que su vigencia sea efectiva desde el 1 de enero.

Se ha comentado, no obstante, que la globalización y estos acuerdos no garantizan cambios en los países en desarrollo. Se ha citado el caso de México: el NAFTA habría condicionado sus expectativas de desarrollo.

El Multipartes se impulsaría en Ecuador pues desde 2017 será excluido del sistema de preferencias de la UE; sus exportaciones se afectarían por el pago de aranceles, generando un impacto negativo.

Sobre este enfoque, hay aspectos que deben precisarse. Estos acuerdos se inscriben en el marco de la multilateralidad regulada por normas OMC, preferibles, definitivamente, a las que se aplica cuando prevalece la bilateralidad. La bilateralidad siempre refleja el poder del más grande. Esto no significa que el orden internacional sea perfecto. En ocasiones los propios países en desarrollo evitan la concertación y suelen postergar la puesta en práctica de correctivos que podrían consolidar su crecimiento sustentable y una institucionalidad perfeccionada. Revelan así los vacíos de su propia gobernanza. Más de 70% de las exportaciones se constituyen con los mismos pocos productos primarios y tradicionales. ¿Cambio de la matriz productiva?

La política comercial debe explorar las posibilidades a nivel mundo; analizar las potencialidades nacionales; proponer negociaciones con mercados clave para los intereses del país y adoptar políticas y estrategias consistentes. No debe contar el interés corporativista. Hay que llegar a consensos entre los agentes del comercio: empresarios, estado, trabajadores. Definir los objetivos-país según un enfoque “mercado por mercado” y “producto por producto”, para hacerlos creíbles. Constituir equipos idóneos de negociación, con profesionales especialistas, sin improvisar ni permitiendo que se asuman responsabilidades técnicas que no corresponden a las funciones técnicas específicas.

Hay que modificar la gestión de los entes oficiales promotores del comercio y de la inversión. La política comercial es un todo, relaciona varios temas y sectores. No se limita a la promoción de ferias. Una suerte de responsabilidad social privada debería ser impulsada con capacitación empresarial con base en concursos transparentes. Para los más capaces. Mejorar el clima de los negocios, pero con equidad.

En fin, estimular, además, el desarrollo del sector servicios (60% del PIB), potencial generador de ocupación y de actividad para medianas y pequeñas empresas: no para competir con la UE, sino para atraer sus inversiones.

Acuerdos aislados no hacen una política comercial. Falta explorar otros acercamientos: con EE.UU (difícil, en la coyuntura), la Alianza del Pacífico, Asia y otros bloques.