Esta podrÃa ser la conclusión, benigna por cierto, pues encubre la irresponsabilidad e inmoralidad que rodearon las inversiones en energÃa. Pero, en fin, a ella se arriba luego de mirar los datos que publicó la Cenace en su Informe del 2018.
Sin embargo, la noticia que traÃan los medios hace pocos dÃas decÃa que el paÃs alcanzó récord de producción de energÃa eléctrica en el 2018. Eso, según los números de la misma Cenace, parece ser cierto. No tengo razón para dudar de ello; pero, lo que no se dice es que ese récord se alcanza con una utilización del 35% de la capacidad instalada, y este sà es un dato que merece una explicación muy detenida del organismo citado, pues como es recontra conocido el gobierno anterior dedicó miles de millones de dólares para la construcción de muchas centrales hidroeléctricas, algunas con serios indicios de sobreprecio y otras que demuestran tener una capacidad excesiva e incompatible con la disponibilidad de agua para la generación. Es más, buena parte de los recursos usados constituyen deuda pública que tanto molesta a las cuentas nacionales.
Veamos unos números que ilustran: la potencia efectiva instalada en 78 plantas llega a 8 000 MW (ocho millones de kilovatios). De los cuales, 65% corresponden a energÃa renovable (básicamente hidráulica) y 35% a energÃa no renovable (térmica). Si esta infraestructura trabajara a plena capacidad, sin ninguna paralización, lo cual por cierto es teórico y sólo sirve para calcular la producción máxima en un mundo ideal, el Ecuador podrÃa generar 70 100 000 MWh al año.
Pues bien, la producción en el 2018 llegó a 24 500 000 MWh, es decir al 35% de esa capacidad. Surge la pregunta: ¿es éste el porcentaje razonable de uso eficiente de esa infraestructura?No parece ser. Luce muy bajo, ya que sin ser una norma precisa algunos especialistas lo ubican por lo menos en el 60% al tratarse de una industria cuya producción es de consumo inmediato, tiene demanda variable y requiere instalaciones térmicas de emergencia que mantiene en stand by.
Si esto es asÃ, es obvio por simple deducción aritmética que la generación de las hidroeléctricas tendrÃa que superar con un buen margen ese 60% y muchas no llegan ni al 50%. Por ejemplo, la Coca Codo Sinclair lo hizo al 47%. Si estas plantas son tan buenas, por qué no producen más. ¿Qué pasa? No hay agua suficiente; no valen las turbinas; hay otros problemas. ¿Qué dicen los técnicos?
Dicho lo anterior, bajo el supuesto conservador de un óptimo del 60% (que aún me parece bajo), el paÃs deja de producir 17 500 000 MWh anuales, que da una pérdida de ingresos de USD 1 050 millones con una tarifa de 6 centavos el KWh. Monto enorme, pues para dimensionarlo, con dos años de esta producción se pagarÃa, a lo que costó que no se sabe si es precio justo o razonable, el Coca Codo.