Las librerías de Quito ofrecen en estos días dos novedades literarias: “Cuentos de madrugada” de Juan Andrade Heymann y “Confidencias de un fantasma” de Rocío Madriñán.
“Cuentos de madrugada” es una colección de narraciones cortas en las que el autor aspira a retomar el sendero trazado por los maestros del cuento: Edgar Allan Poe y Julio Cortázar. Al igual que ellos, Andrade concibe el cuento como una anécdota cuyo núcleo es el acontecimiento. A partir de ahí, una ráfaga de acciones, imágenes y significados dejarán en el ánimo del lector una inquietud, una incógnita. Nadie sale indemne luego de la lectura de un cuento bien narrado. La técnica del cuento exige, por ello, la síntesis, la brevedad, la concentración y un inesperado final.
En términos boxísticos ello equivale a ganar una pelea por nocaut, como decía Cortázar, o por un rápido y certero toque de florete, en opinión de Andrade Heymann.
En “Cuentos de madrugada”, el autor ha recopilado su última producción de relatos cortos, “estocadas finales”, textos que él los presenta como “una forma de entretenimiento ideado para lectoras avezadas, sin nada de mojigatas”. Andrade Heymann se reafirma en aquellos aspectos que han marcado siempre su literatura: la construcción de personajes, el humor (a veces negro) y la ironía.
La narrativa de Rocío Madriñán ha estado unida al relato policial, género en el que ha publicado varias obras: “Sara y el dragón”, “El cadáver prometido” entre otras. Como ocurre con frecuencia entre los autores del género policial, Madriñán crea al “investigador”, clásico personaje que realiza la pesquisa del hecho criminal. Ese personaje resulta ser Sánchez Montalvo. Junto a él estará su infaltable ayudante el Omoto Guamán. En la novela “Confidencias de un fantasma”, Madriñán incursiona en otros campos: el relato fantástico con reminiscencias históricas. El narrador es una suerte de fantasma (personificación de la memoria, voz del pasado) que afirma existir más de 200 años y quien narra acontecimientos que ocurrieron en la antigua Audiencia de Quito a inicios del siglo XIX. El relato se centra en la visita que en 1802 realizaron a Quito dos eximios viajeros: el sabio alemán Alexander Humboldt y el naturalista francés Aimé Bonpland. Junto a ellos aparece el quiteño Carlos Montúfar, personaje ilustre y figura clave en el proceso libertario quiteño a partir de 1809.
Madriñán pone en escena un amplio panorama de la vida social de la Audiencia en ese momento crucial de su historia. Esta novela corta está escrita con tono deleitable, sabe enlazar el relato fantástico, la referencia histórica y la trama romántica (en conjunción con el espíritu de la época). Conjuga con evidente maestría la narración tradicional con la técnica del guión cinematográfico. “Confidencias de un fantasma” es un texto de singular valor, una historia bien trazada, amena y original.
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