Lo cierto es que en la noche del 30 – S hubo acción bélica, con gases y fuego nutrido, en el Hospital de la Policía Nacional, en que se encontraban, a más del presidente Correa, sus acompañantes y escoltas, personas civiles –desde neonatos hasta ancianos- y para estas no se previno la protección debida. No puede negárselo.
El informe de la operación Rescate de las Fuerzas Armadas, de 18 de octubre del 2010, expresa: “El Sr. Presidente en base a contacto telefónico, dispone al Sr. Ministro de Defensa Nacional y al Sr. Jefe del Comando Conjunto, que se proceda a rescatarlo. Para el efecto, se coordina, tanto en forma personal como vía telefónica con elementos de la seguridad personal del Sr. Presidente”.
De acuerdo que se investigue la génesis de la insurrección policial, como lo pide el ministro de Defensa, Javier Ponce, incluyendo los excesos e imprudencias, en el entorno del levantamiento policial del 30 de septiembre del 2010.
Pero lo de la noche tuvo sus propias circunstancias. Debió pensarse que Correa estaba en un hospital donde había personas no beligerantes; y que debían respetar el Convenio de Ginebra que rige para conflictos internos y prohíbe la irrupción de personal armado en un hospital civil, a menos que desde el hospital se esté cometiendo actos dañosos, y de ser esto, el Convenio exige que se dé previo aviso a los beligerantes, con un plazo razonable, para que desalojen.
El Convenio de Ginebra –que es de la esencia del derecho humanitario- en los hechos fue violado. Aparece en el informe militar que se instruyó el uso progresivo de la fuerza, hasta de armamento letal “en caso de ser necesario su empleo de acuerdo a la situación en el área de rescate”, también se pone énfasis en “que el ingreso del personal debía realizarse con rapidez para obtener la sorpresa, y aplicando la disuasión y el principio de masa”, lo contrario del previo aviso que manda el Convenio citado.
¿Quiénes sacaron al Presidente Correa de la pieza 302 en que permaneció ese día?
En el informe militar se dice que se lo rescató del “sitio donde lo tenían secuestrado”. Otra cosa expresa el informe del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Nacional, en el sentido que fue su personal el que trasladó al presidente Correa, a la sala de neonatos, para su protección, por un tiempo aproximado de 8 minutos, y entonces se pudo coordinar con personal militar.
Los informes de la Policía –mando leal al presidente Correa- mencionan disparos al interior del Hospital y dan parte de agresiones cuando ingresó el personal militar.
A más de 10 meses de esa noche, la verdad debería conocerse. Haber retirado proyectiles de los cuerpos de los fallecidos y limpiado inmediatamente, la madrugada del 1 de octubre, los vestigios de lo sucedido, en nada abonó a la transparencia.