¿Qué hubiera hecho usted?

Para evitar que las teorías pierdan peso y se alejen como globos en el cielo, se aplica el estudio de caso que suele concluir, o empezar, con la pregunta más pertinente que hay: ¿qué hubiera hecho usted? Este método de investigación cualitativa se utiliza en medicina, sicología, ética, antropología, sociología. Se nos ha presentado en estos días una situación de ética política digna de estudio. Complejo y singular, el caso, demanda un examen sistemático y a profundidad, apenas podemos señalar algunas pistas para su estudio.

Por una parte está el Presidente de la República, quien califica de traidores a los asambleístas de Alianza País que han pretendido debatir la despenalización del aborto, tema que ya lo habían analizado internamente y habían concluido que no será revisado. La disciplina partidista les impedía volver a discutir el tema, al hacerlo violaron el código de ética y los compromisos que tan gustosamente aceptaron para ser incluidos en las listas de candidatos. Merecen el castigo establecido: la destitución.

De otra parte, está la asambleísta que presentó la moción de introducir un pequeño cambio en el texto de la ley para despenalizar el aborto, no solo para violación de discapacitadas mentales sino para cualquier violación. El planteamiento es compartido por algunas mujeres que han sostenido desde hace mucho tiempo esa tesis, han luchado por ella, se creen obligadas por conciencia. La asambleísta creyó que estaba obligada a replantear el tema, aunque para el partido fuese caso cerrado; aceptó, luego, que equivocó el procedimiento y retiró la moción. Lo que no acepta la asambleísta es que le consideren traidora y le expulsen de la Asamblea.

¿Qué hubiera hecho usted en su lugar? Antes de contestar la pregunta conviene analizar todas las opciones disponibles. Podía abandonar el partido, obligada por su conciencia, sin acusar a nadie ni reclamar a nadie y aceptar las consecuencias. Podía denunciar la dictadura del partido y su líder y declararles la guerra en nombre de la libertad de pensar, la fidelidad a sus ideas y al mandato de sus electores. Podía pedir disculpas y volver al redil dispuesta a soportar el castigo exigido por la restauración de la disciplina. En otras palabras, la confesión, arrepentimiento, propósito de enmienda y expiación como exige el sabio y antiguo sistema penitencial católico .

A la luz de estas opciones u otras que puedan plantearse, conteste la pregunta ¿qué hubiera hecho usted? Se trata de un caso inquietante de ética política. Las mujeres de la revolución que han sido las más fieles y devotas, las que libraron la batalla contra la partidocracia, la desigualdad, la inequidad, la discriminación, que atacaron y doblegaron a sus enemigos, que consiguieron, como Salomé, la cabeza del Bautista; ahora se ven obligadas a llevar, en la bandeja, su propia cabeza.

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