La frustración e impotencia social es el resultado de la ausencia de una estructura normativa en la convivencia, que sin configurar un delito, mantienen a la colectividad al margen de una vigencia plena de la ley, porque no se aplica la norma legal como debe ser y se utilizan maniobras suspicaces evasivas, que solo disimulan transgresiones.
Esta anomia social como la denomina Durkeim, progresivamente va acostumbrando a la sociedad a ver con normalidad inclusive hechos catastróficos.
Podría decirse que se mira a la seguridad nacional con cierta ficción de Hollywood.
Una niña muere junto con su madre Ministra de Defensa al asistir a un espectáculo, así considerado, pero que en realidad era una maniobra militar nocturna con fuego real. La estrategia para afrontar la percepción de inseguridad ciudadana adoptó el calificativo de “Los intocables” desarticulando la estructura policial para formar un grupo especial del que no se rindió cuentas. Ante el ataque militar de Colombia a un campamento de las FARC en el Ecuador, del que curiosamente solo los organizadores del cónclave guerrillero en Quito, no sabían de su ubicación, acusa el Ministerio de Defensa a la intervención de la CIA, probablemente inspirándose en el filme ‘Peligro inminente’ y recientemente se insinúa como una planificación política al gran escape de La Roca de 18 avezados criminales y se vuelve a la estrategia del lejano Oeste para ofrecer recompensas por los más buscados. Cabe mencionar la persecución policial motorizada en las carreteras a las avionetas del narcotráfico que repetidamente violan el espacio aéreo. Es peor la insubordinación de instituciones públicas paradigma de la disciplina, cuyas insurrecciones han sido manejadas con gran habilidad negociadora sindical.
Cuando hay decisiones y omisiones durante la gestión administrativa, no miran las consecuencias y contemplan cachazudamente difuminarse los resultados funestos, el filósofo Norberto Bobbio considera que hay un abandono de la ética de la responsabilidad, la cual es parte de la ética política que junto con el ejercicio moral pone énfasis en los resultados de la conducción política institucional.
La ausencia de esta ética de responsabilidad colma a la anomia social y provocan una tendencia a la proliferación de conductas ilícitas, basadas en la tolerancia, incapacidad y debilidad institucional y paradójicamente impide a los demás sectores sociales a vivir dentro de la legalidad como debería ser con respaldo de la autoridad y la ley.
Durkeim considera a la anomia como el caldo de cultivo de diversos tipos de violencia que pueden producirse en la colectividad, proyectándose desde un aumento de la insatisfacción a la búsqueda de otros tipos de respuesta fuera de la ley,